Más de 800 niños oncológicos de 6 a 12 años han disfrutado durante los últimos 20 años de los campamentos que la Asociación Española Contra el Cáncer de Valencia (aeccValencia) organiza cada verano. Una actividad de ocio y tiempo libre totalmente gratuita que favorece su readaptación social, el intercambio de experiencias y la mejora de su autoestima.
Se trata de una iniciativa con fines terapéuticos en la que los más pequeños disfrutan como cualquier otro niño en un entorno natural sin que su enfermedad les condicione. Estos campamentos infantiles les permiten, por tanto, normalizar su situación al alejarles del ambiente hospitalario, fomentar la convivencia e interacción con otros niños que han pasado por situaciones similares, y, sobre todo, vencer sus miedos, vergüenzas y superar sus dificultades mediante el estímulo de sus destrezas y habilidades.
Con una duración de siete días, cada campamento de verano acoge una media de 40 niños que son atendidos por 15 voluntarios monitores de tiempo libre de aeccValencia. Estos monitores además aportan un suplemento de comprensión añadido, dado que muchos de ellos fueron pacientes oncológicos y participaron en los campamentos en su infancia, lo que sirve de motivación y ejemplo para los familiares de que se puede superar el cáncer.
Asimismo, cuenta con la asistencia de un médico y una enfermera como equipo sanitario para el control y seguimiento de las necesidades de cada niño. Cabe señalar que esta oportunidad no sólo se ofrece a los pequeños héroes afectados por esta enfermedad, sino también a sus hermanos.
Esta semana, del 24 al 30 de agosto, se está celebrando la 20ª edición del campamento de verano en las instalaciones del Parque Adai de Náquera. Un campamento que ha visitado hoy el presidente de aeccValencia, Tomás Trenor, junto a representantes de la directiva de la Asociación, para conmemorar con los 47 niños participantes y monitores este aniversario.
La Asociación Española Contra el Cáncer de Valencia también organiza otros dos campamentos de primavera y otoño dirigidos a jóvenes oncológicos de 13 a 18 años. Y en ellos, según destacan los monitores, “se les enseña que pueden disfrutar de la vida igual que lo hacen los demás y que no están solos”.