Francisco Sanz.
Abogado y militante socialista.
Miembro de la candidatura encabezada porJaime-Esteban García Vilar a la dirección de laAgrupación Socialista del Distrito de Exposición de la ciudad de Valencia.
“Nuestra conducta ciudadana será relativa a nuestra idea de democracia, a lo que queremos que ésta sea, pero no menos a lo que puede y debe llegar a ser. Por ello nadie nace demócrata, sino que más bien se hace. Nadie puede suponer que ya es demócrata, o que no puede serlo más, o que es demócrata en todos sus comportamientos políticos o que –pase lo que pase- no puede dejar de serlo. El buen ciudadano se halla en estado de educación democrática permanente.”
“El saber del ciudadano. Las nociones capitales de la democracia.” Aurelio Arteta (ed.)
La democracia es mucho más frágil de lo que se piensa, como lo son muchas de las conquistas sociales que creíamos irreversibles. La escuela pública requiere de padres, madres, del profesorado y del alumnado que la defiendan y la mejoren, así pasa con la sanidad o con unos imprescindibles sindicatos para defender a los trabajadores. El socialismo fracasa cuando no hay un número suficiente de ciudadanos en disposición de mantener su ideario, lo conseguido y lo que queda por conseguir. Lo público se debilita cuando éste se privatiza por intereses individuales, cuando se vulneran las reglas que lo protegen y cuando los partidos dejan que en sus filas esa cultura política crezca y se mantenga. No somos lo mismo, pero algunos si son lo mismo.
Lo mismo sucede con la democracia, cuando miles de ciudadanos se concentran y la reclaman en las calles, la democracia muestra esa fragilidad, al tiempo que su vitalidad y sus posibilidades. Cuando miles de militantes socialistas reclaman “un militante un voto” o unas primarias abiertas a la ciudadanía, están fortaleciendo la democracia, al partido y a la ciudadanía comprometida y, su contrario, consecuentemente, debilita a la democracia, al partido y a la extensión de la ciudadanía.
Así las cosas, creo que las Agrupaciones Socialistas deben ser escuelas de democracia, de creación de espacio público y de intervención política desde la cercanía.
Estoy de acuerdo, como miembro de la misma, con lo que dice la Plataforma Esperanza Socialista:
“El empobrecimiento de la democracia en los partidos tiene una correlativa importancia obvia en la calidad democrática de la sociedad en la que viven. ¿Pueden ser más democráticos los partidos?. Sabemos lo suficiente sobre sus patologías y debilidades, de los partidos y de la propia democracia, no se pueden ignorar las dificultades a las que hay que enfrentarse articulando normas y estableciendo principios, dotándolos de garantías que los hagan eficaces pero, sobre todo, creando una cultura democrática que recorra los ejes de los discursos y las acciones de sus dirigentes y de un número suficientemente importante de militantes y ciudadanos en disposición de dar vida democrática permanente en el interior de los partidos.”
Me permito expresar mi opinión sobre las tareas que las direcciones políticas de las agrupaciones socialistas y el conjunto de su afiliación deberían abordar en el objetivo de ensanchar la democracia y el espacio público.
A modo de decálogo
1º.- Los partidos políticos forman parte de la arquitectura constitucional y constitutiva de la democracia, no son instrumentos de naturaleza privada, sino instrumentos de la ciudadanía, en cuanto sus funciones son las de ser cauce fundamental de la participación de ésta, expresar el pluralismo político y concurrir a la formación y manifestación de la voluntad popular.
2º.- La inaplazable reforma de los partidos políticos está indisolublemente unida a la vitalidad de la democracia, ambas tareas serán siempre inacabadas, pero una democracia avanzada no es posible sin unos partidos con constante nervio democrático, escenarios privilegiados para el civismo y la deliberación, el razonamiento y la inteligencia.
3º.- Toda reforma de los partidos políticos, especialmente de aquéllos con vocación de serlo de la ciudadanía, exige acompasar los cambios normativos, estructurales y culturales que se pretendan sin entorpecer las funciones que constitucionalmente tienen encomendadas, la incidencia desequilibrada en los asuntos internos convierte al partido en un fin en sí mismo, debilitando su labor primordial como sujeto de intervención política y generador de espacio público.
4º.- La intervención y participación política exige transparencia y seguridad, la cual sólo puede venir determinada por la obligación de sus direcciones políticas de dar información fidedigna y en un horizonte temporal suficiente para facilitar una participación de calidad de sus afiliados, obligación que debe estar rigurosamente establecida especialmente en sus procesos congresuales. Los afiliados y afiliadas tienen derecho a ser informados, en tiempo y forma, de todos los procesos congresuales o de elección de representantes en los cuales puede participar.
5º.- Una democracia de calidad, que permita una deliberación sobre las políticas de un partido, que permita adoptar decisiones fundadas exige que los documentos que deban ser debatidos se pongan a disposición de sus miembros como mínimo con un mes de antelación a la celebración de los debates y votaciones.
6º.- Son derechos de todos los afiliados y afiliadas los de concurrir en condiciones de igualdad a todos los procesos congresuales y electivos, disponiendo, sin ningún tipo de privilegios, de los recursos materiales del partido, tales como la utilización de medios de comunicación de las agrupaciones (teléfono, ordenador), así como de las bases de datos de afiliados y entidades, dentro del marco legal vigente, acceso a las webs, etc.
7º.- Es condición democrática esencial disponer, en los momentos puntuales de las asambleas congresuales y de elección de candidaturas de lugares en los que puedan expresarse libremente las ideas y opiniones, lugares en los que los afiliados y afiliadas puedan escuchar y formarse su propia opinión.
8º.- La elección de representantes, ya sea para la dirección política en el interior del partido, ya sea para el ejercicio de cargos públicos, es un acto de gran responsabilidad de los afiliados y las afiliadas, los cuales deben elegir a los mejores, entendiendo por tales a los que reúnen los requisitos de capacidad, mérito y valores éticos, lo que desde el “republicanismo” se entiende por “virtudes cívicas”, porque se incorporan vitalmente y en la práctica los valores morales y las reglas de la democracia, porque se hace hábito, la civilidad, la tolerancia, la libertad, la justicia y el respeto a la ley, la solidaridad y la igualdad, la profesionalidad y la responsabilidad.
9º.- La participación política incluye la obligación y el derecho de los y las afiliadas a evaluar el trabajo realizado por sus representantes, es necesario crear mecanismos de control, de rendición de cuentas que permitan mejorar el propio desempeño de dichos representantes.
10º.- Es obligado para toda dirección política facilitar y promover las mejores condiciones para el ejercicio de la democracia en el seno del partido, para hacer de éste un lugar para el aprendizaje y la convivencia cívica, para dar cumplimiento a los compromisos adquiridos ante la afiliación y la ciudadanía, para obtener lo mejor de cada una y cada uno de sus afiliadas y afiliadas.
VLCCiudad/Redacción