Sami estuvo casi un año preso por oponerse a Al Assad. Desde el exilio contó su experiencia con la tortura y la muerte y cómo la pintura le permitió superar los recuerdos
Un artista sirio que fue acusado de ser un activista de la oposición y por eso sufrió torturas en un centro de detención realizó dibujos como forma de expresar su dura experiencia en la cárcel. En una nota de BBC Mundo, este prisionero narró cómo se volvió insensible ante la muerte, mientras los cadáveres se apilaban en una celda que compartía con decenas de otros prisioneros desnudos.
“Solían traer los cadáveres desde el sótano y apilarlos frente a nosotros“, comenta el artista, a quien el medio decidió reservar su identidad y lo llamó Sami.
“Cada día había unos ocho nuevos cuerpos. Luego de una semana, logré acercarme y ver el número escrito en la frente de un cadáver. Era el 5.530. Luego de un mes y medio, el número que llevaba otro cuerpo era 5.870“, comentó.
“SOLÍAN TRAER LOS CADÁVERES DESDE EL SÓTANO Y APILARLOS FRENTE A NOSOTROS”
Y agregó: “Me acostumbré a eso. La primera noche que vi y olí un cadáver, me sentí tan mal y triste que no pude dormir. Pero luego incluso comíamos con un cuerpo junto a nosotros. Recuerdo haberme apoyado en un cadáver preguntándome cuándo se lo iban a llevar para que pudiéramos tener más espacio”.
Sami fue arrestado en dos ocasiones desde el inicio de las revueltas en Siria en 2011. Su delito era provenir de un pueblo, un grupo religioso y una familia que se habían alzado en contra del dictador Bashar al Assad.
“Me agarraron cuando iba camino al trabajo. Me cubrieron la cabeza y me metieron en un auto. No sé adónde me llevaron, pero me pusieron en un salón con las manos atadas con cintas. Comenzaron a golpearme como locos. Entonces, llegué al centro de detención. Estaba sangrando, con los huesos rotos y los oídos dañados, por lo que no podía oír bien. El lugar era como el infierno de Dante. Constantemente eras torturado y escuchabas los gritos de la gente siendo torturada. Yo estaba en el sótano, probablemente siete pisos bajo tierra”, contó Sami.
Sin embargo, eso no fue todo, porque la segunda vez que lo arrestaron fue aún peor. Pasó tres meses en una celda antes de ser referido a una corte para casos de terrorismo, establecida bajo una ley antiterrorista aprobada en 2012. Fue acusado de incitar al terrorismo y amenazar la seguridad del Estado. Estuvo preso a la espera de un juicio durante nueve meses.
Según narra BBC, Sami encontró la manera de salir, pagando sobornos. Pagó casi USD 15.000para salir de prisión y, más tarde, del país.
“Tu familia paga dinero para encontrar a una persona clave dentro de la celda de detención que ayude a mantenerte con vida. Se paga para que los prisioneros sean transferidos de una celda de detención a una prisión, de donde son referidos a la corte de terrorismo”. Luego pagó para asegurarse de que no siguiera siendo torturado.
Sami perdió a 40 miembros de su familia. Todos muertos por el régimen. Se mudó en dos ocasiones dentro de Siria buscando un lugar seguro dónde vivir junto a su esposa y a su hija. Su propia casa y otra de su familia fueron quemadas por las fuerzas gubernamentales en el barrio residencial de Damasco de donde él proviene.
Versiones encontradas
El gobierno de Siria dice que está luchando contra el terrorismo, pero Sami afirma que ninguna de las personas que conoció en prisión eran terroristas. “No vi ningún islamista ni yihadista ni radicales en la cárcel. Sólo conocí a sirios comunes“.
Advierte que algunos prisioneros eran tratados peor que otros. “Ellos te miran y deciden cómo te van a tratar. Hombres de la ciudad con dinero son tratados de forma distinta a aquellos que proceden de las zonas pobres y rurales. Mientras más dinero y conexiones tienes, menos torturas sufres“.
Y concluyó: “Intento superar mis miedos dibujando y tocando música. Es la única manera en la que puedo sobrevivir”.