Ana Gironés, periodista
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Respecto a la ‘obligación’ de la Iglesia Católica de pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), que tanta polémica ‘mediática’ ha provocado, habría que tener en cuenta una serie de datos y hechos antes de emitir juicios y opiniones, porque en este caso la gente suele hablar desde el desconocimiento y la ignorancia. Algunas veces porque desde la propia Iglesia no se ha querido facilitar y difundir cifras y datos.
Decía un diputado y amigo que las gallinas cacarean y hacen mucho ruido cada vez que ponen un huevo, sin embargo hay peces que ponen miles y miles de huevos todos los días sin hacer ruido, sin que nadie se entere. Quizás la Iglesia ha optado hasta ahora por lo segundo. Aunque las cosas empiezan a cambiar
El Obispo de San Sebastián, en una entrevista concedida a radio Euskadi, recogida por Europa Press, declaraba hace unas semanas que “la Iglesia está dispuesta a pagar todo lo que tenga que pagar, en referencia al IBI, siempre y cuando se entienda que se habla no de una cuestión de la Iglesia, sino de todas las fundaciones y asociaciones sin afán de lucro, entre las que están también los partidos, sindicatos, clubes de fútbol…”.
Los datos y las cifras a los que me refería antes son los siguientes:
- La Iglesia tiene 5.141 centros de enseñanza con más de 990.000 alumnos (que ahorran al Estado 3 millones de euros por centro al año).
- 107 hospitales (que ahorran al Estado 50 millones de euros por hospital al año).
- 1.004 centros entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de transeúntes y enfermos terminales de SIDA con un total de 51.312 camas (que ahorran al Estado 4 millones de euros al año por centro).
- 365 centros de reeducación para marginados sociales, ex prostitutas y ex toxicómanos, en los que se acogen a 53.140 personas (que ahorran al Estado medio millón de euros por centro).
- 937 orfanatos con 10.835 niños abandonados (que ahorran al Estado 100.000 euros por centro).
- La Iglesia se hace cargo del 80 por ciento del gasto de conservación y mantenimiento del patrimonio histórico-artístico (que ahorra al Estado entre 32.000 y 36.000 millones de euros al año).
- El gasto de Cáritas al año es de 155 millones de euros que salen del bolsillo de los católicos españoles.
- El gasto de Manos Unidas es de 43 millones de euros al año, que sale de los mismos bolsillos.
- El gasto de las Obras Misionales Pontificias (Domund) es de 21 millones de euros. También sale de los mismos bolsillos.
Y como decía un sacerdote en una conferencia, a todo ello hay que sumar que casi la totalidad de las personas que trabajan en Manos Unidas y Cáritas son voluntarios ‘sin sueldo’. Esta es la razón por la que el Estado sigue dando algunas ayudas a la Iglesia Católica. Porque le sale muy rentable. Ahora hay que preguntarse cuántos comedores para indigentes tiene CC.OO. Cuántos hospitales para enfermos de SIDA tiene UGT. ¿A dónde puede ir un necesitado a pedir un bocadillo? ¿A la sede del PP, del PSOE o de IU? Pues, todos ellos viven de nuestros impuestos.