VALÈNCIA, El Palau de Les Arts de València recupera este viernes, 22 de marzo, ‘Iolanta’, la última ópera que escribió Chaikovski antes de morir, y que a pesar de ser un “cuento de hadas con final feliz” esconde una metáfora sobre el propio maestro ruso, su depresión y sobre las “personas apartadas de la sociedad” que están “estigmatizadas por ver o entender de forma diferente”.
Así lo han explicado este miércoles el director artístico de Les Arts, Jesús Iglesias Noriega; el director musical del montaje, Henrik Nánási; el director de escena, Mariusz Trelinski, y la soprano que interpreta a Iolanta, Lianna Haroutounian. Es una producción del petersburgués Teatro Mariinski.
‘Iolanta’ es el cuarto título de repertorio ruso que se interpreta en Les Arts y la segunda vez que Chaikovski se programa en la sala principal del auditorio. Se trata de la última ópera que escribió el compositor antes de morir, una “pequeña obra maestra” de “fuerte simbolismo y belleza” pero de las piezas menos conocidas de Chaikovski, a cargo en esta ocasión de un equipo que ofrece “grandes garantías” y “ya ha cosechado éxitos” entre el público valenciano.
Trelinski ha destacado que la primera vez que el Mariinski le encomendó ‘Iolanta’ se planteó una pregunta principal: por qué Chaikovski eligió un cuento de hadas con final feliz como su última obra. El director de escena ha indicado que el compositor vivía un “momento muy difícil”, al ser “perseguido por ser homosexual” y ha explicado que, de hecho, “intentó suicidarse dos veces mientras escribía ‘Iolanta'”, la primera mediante una supuesta inyección de tifus y la segunda con la sumersión en agua helada.
Esta ópera lírica en un acto relata la historia de una joven princesa ciega, Iolanta. Su padre, el rey René, decide ocultarle su condición y evitar así que sea infeliz, por lo que Iolanta vive aislada y desconoce la existencia de la luz, inconsciente de su invidencia. Un día, aparece un médico que pueda sanarla si el rey autoriza que la princesa conozca su problema, pero el monarca rechaza esta opción. Mientras, la joven encuentra el amor en el Conde Vaudemont, amigo de su prometido.
Para Trelinski, ‘Iolanta’ es una “metáfora” sobre su propio autor y sobre las “personas aparte de la sociedad”, “estigmatizadas por ver a o entender de forma diferente”. Ha resaltado que la protagonista “es ciega y dice que no necesita ojos para entender”, mientras que el compositor ruso, que “se sentía como una oveja negra”, tenía además el “don de ver más que los otros”.
Se ha preguntado así si Iolanta “es mejor persona cuando puede ver” y ha avanzado uno de los versos “más interesantes” de la obra, en el que Iolanta reflexiona sobre si “los ojos están solo para llorar”. A pesar de esta interpretación sobre el trasfondo de ‘Iolanta’, ha avanzado que la puesta en escena sí será la de un cuento de hadas.
“UNO DE LOS MEJORES DUETOS DE CHAIKOVSKI”
En la misma línea se ha pronunciado Nánási, quien suscribe su quinta colaboración con la Orquestra de la Comunitat Valenciana (OCV) después de su debut en el Metropolitan de Nueva York con este mismo título. Ha destacado dos aspectos de la última ópera de Chaikovski. Por un lado, que el compositor desplegó en este montaje “toda su experiencia de tantas óperas, sus habilidades y más aún que en otras obras, su talento dramático”.
El maestro abordó con esta historia una “situación muy especial” e incluye “uno de los mejores duetos de la música de Chaikovski”, el del conde Vaudemont y Iolanta, donde la ceguera alimenta el sentimiento de inseguridad del enamorado. Chaikovski, ha explicado Nánási, “se aproxima” con “sensibilidad” a esta inseguridad y a través del sonido de las arpas.
Por otro lado, ha resaltado que “no es habitual” que el compositor “haya escrito un final feliz”, pero que la conclusión de la historia “no es nunca realmente satisfactoria”. Tanto es así, que ha cuestionado “si es de verdad un final feliz” y ha comparado la obra con la Cuarta Sinfonía de Chaikovski, como un “triunfo a medias”.
Sobre por qué esta ópera no es tan conocida dentro de las obras del compositor, Nánási opina que uno de los motivos es que “tienes que contar el final feliz de la forma correcta”, ya que este “no debe ser tan obvio”. Del mismo modo, ha explicado que su duración, de apenas una hora y media, obliga a presentar de forma “muy concentrada” la “intensidad” de una historia “compleja”, con “muchos papeles y colores”.
La soprano Lianna Haroutounian coincide en la complejidad de esta ópera. Para ella, “la historia no finaliza” sino que “comienza”, “con todas las dificultades” que implica la recuperación de la vista, “con las nuevas sensaciones” y la “entrada a la vida real”. Un final que se escribe “en nuestra propia imaginación”. La intérprete ha elogiado este “enfoque” de Nánási y Trelinski sobre el significado de la obra, “mucho más profundo y que presenta a la protagonista como una persona que estaba deprimida y que quiere salir de ese mundo y saber cómo es la realidad”.
NÁNÁSI, “HONRADO” POR SER FAVORITO PARA DIRECTOR TITULAR
Por otro lado, Henrik Nánási se ha pronunciado sobre la posibilidad de ser el nuevo director musical titular de Les Arts, preguntado sobre una encuesta interna realizada entre los músicos de la formación que indicaba que él era uno de los favoritos para el cargo.
Nánási ha afirmado que se sintió “muy honrado” cuando conoció los resultados de la votación, pero que esta “fue hace ocho meses” y él no ha “vuelto a escuchar hablar sobre esta cuestión desde entonces”, por lo que ha continuado con sus planes de futuro, ha señalado.
Al respecto, Noriega ha asegurado que la opinión de los músicos “se tendrá en cuenta de cara al proceso” de designar un nuevo director musical que suceda a Roberto Abbado, cuyo contrato finaliza en la presente temporada. Ha señalado que “se comienza ahora a trabajar” y que se debe tener en cuenta que “las disponibilidades de la gente y el trabajo son a largo plazo”.