Estas informaciones están recogidas, y muy esquematizadas para no cansar, de páginas médicas o de medios de comunicación oficiales.
En España se han realizado hasta ahora unos 35 millones de pruebas PCR y, semana a semana, la cifra crece exponencialmente debido, entre otras razones, al requiso imprescindible de dicho test antes de entrar o salir de un país. Las vacaciones estivales se acercan, la apertura de fronteras continúa y los viajes turísticos se están multiplicando.
Cada semana se realizan millones de PCR en todo el mundo y el coste de los reactivos, tras los primeros meses desde su descubrimiento, cae drásticamente.
Un caso concreto. La persona que solicite viajar de España a Argentina debe presentar telemáticamente una prueba PCR con resultado negativo durante las 72 horas antes de iniciar el vuelo. A la llegada Ezeiza, el aeropuerto internacional de Buenos Aires, debe someterse a otro test y confinamiento de 7 a 10 días si tiene domicilio donde alojarse, y someterse a una nueva prueba antes de quedar «libre». En caso positivo, permanecerá aislado en una habitación, pagando la estancia él, en uno de los hoteles preparados para tal emergencia, controlados por el gobierno. En ambas circunstancias, las autoridades sanitarias y las policías locales de todo el país, tienen constancia del confinamiento antes incluso de de que el viajero llegue a su destino.
«Its the economy, stupid», que acuñó el consejero estrella de Bill Clinton. Vamos a ello. En España, el valor más generalizado de una PCR realizada en una clínica privada ronda los 80 euros y el resultado te lo comunican de 12 a 24 horas después. Si quieres obtenerlo en 4 horas, son 120.
Aterrizas en Buenos Aires, te toman la temperatura, rellenas un test telemático (una vez más, y van varias), te hacen lo que aquí se llama «hisopado», te dan el resultado en 20 minutos y listo. Si el viajero lleva pesos argentinos encima (algo difícil de conseguir en España por la volatilidad al alza de la moneda), deberás desembolsar unos 13’5 € al cambio que todo el mundo utiliza en los llamados «arbolitos» o en las «cuevas», establecimientos o negocios, alegales pero abundantes, que operan a la luz del día con conocimiento de las autoridades y de la policía y cuya tasación publican los periódicos y analizan las comentarista de televisión. Es el llamado dólar o euro «blue». Hoy, copio del periódico https://www.eldiarioar.com/, de reciente creación, con tecnología cedida por su tocayo español: el euro oficial cerró a $116,00 pesos para la venta y a $110,00 para la compra, en la pizarra de Banco Nación. El euro «blue» cotiza a $191,00 pesos para la venta y $186,00 para la compra.
Si, como es bastante lógico, no llevas pesos encima, el pago con la tarjeta de crédito te hubiera supuesto pagar 21’5 € por la prueba, realizada por una empresa privada.
No es difícil concluir los pingues beneficios que están obteniendo los múltiples hospitales y clínicas privadas en España, y que los farmacéuticos y hasta los veterinarios se quieran apuntar al carro.
Es hora de que los partidos de izquierda, integrantes o no del gobierno, se tomen en serio esta cuestión. El sistema sanitario público está hoy día más que engrasado, como se está demostrando con el proceso de vacunación, para que contratando personal adecuado, sanitario y de laboratorio, y habilitando espacios públicos, como por ejemplo, el Museo de las Ciencias de València, se realicen test masivos a un precio, pongamos por ejemplo, de 20 a 25 €. Se crearían puestos de trabajo, muchos en todo el estado, y se dinamizaría la economía.
El ciudadano que paga, debe exigir y movilizarse. Queda virus y mutaciones para rato. ¡Atentos!
Xavier Corrales