Era un domingo cualquiera de invierno, de esos fríos que invitan al sofá y a la manta después de una buena comida familiar y, como buen español, se me ocurrió practicar esa sana costumbre de la siesta. Cierto es que me costó dormirme, pero cuando Morfeo se introdujo en mi cuerpo lo hizo a conciencia.
Tanta era mi intromisión en el reino de esta bendita deidad que incluso me puse a soñar. Y soñé. Y soñé que el Valencia llegaba al Camp Nou después de haber dado una lección de orgullo y pundonor en Europa. Soñé que le plantaba cara al todopoderoso Barcelona e incluso llegué a soñar que antes de los diez minutos de juego los discípulos de Unai Emery ya se habían adelantado en el marcador dejando las más de cien mil gargantas azulgrana sin voz.
Pero el sueño era demasiado bonito. Tan bonito que se convirtió en una pesadilla digan de que la gran industria cinematográfica de Hollywood la hubiera reproducido en la Gran Pantalla. Mi sueño de Piatti marcando su primer gol en la Liga con la camiseta valencianista se rompió a las primeras de cambio. Era tan sólo un espejismo. De hecho, la cara de Piatti era tan sólo una máscara que cuando se la quitó en el segundo gol de la tarde apareció la cara de Messi. Y qué cara. Que cara la salió la visita del Valencia al Camp Nou. Que cara la de Messi que se encaró a la cámara de la televisión cuatro veces para celebrar cuatro goles… Toda una pesadilla. Una pesadilla que a la media hora de partido ya se había convertido en un 2-1 a favor del equipo local y que parecía que no se iba a acabar nunca.
Quería despertarme, pero era imposible. Morfeo me había preparado una trampa, me había gastado una mala jugada y no me dejaba escapar. El Valencia era el malo de la película, el que no acierta nunca en sus disparos, el que siempre recibe los golpes, el que se cae del caballo… Y la cara e Messi seguía en mi mente como un ente que se había clavado en mi celebro y no me dejaba escapar.
Hasta dos veces más el internacional argentino –que decían que no estaba en su mejor época- rompió la red de Alves. Y menos mal que estaba Alves, porque de no haber sido así la humillación habría sido máxima. El juego sólo se desarrollaba en los 50 metros inmediatamente frontales a la posición de Alves mientras el Valencia era incapaz de acercarse a los dominios de Valdés, que en los 70 primeros minutos de partido sólo se le vio para sacar el gol de Feghouli
Ni siquiera los cambios, algunos, como el de Miguel, obligados me hicieron volver al sueño y la pesadilla continuaba con un nombre propio: Messi. Que aún tenía que vengarse de Alves, dos veces más, por no haber dejado que le marcara en la Copa.
Sólo faltó la salida de Xavi, que también estaba tocado, en los últimos minutos del partido, para rematar la pesadilla que me amargó ese domingo tranquilo, de sofá y manta, después de una buena comida con la familia. Sólo durante unos minutos, con una disparo de Feghouli y un par de centros en el área de Valdés, parecía que la pesadilla podía volver a ser un sueño. Pero no fue así. Al final, cuando logré despertarme, descansé. Pero sólo durante unos minutos, porque al final me di cuenta de que la pesadilla, que yo creía que era sólo fruto de mi imaginación, se había convertido en realidad.
FICHA TÉCNICA
-RESULTADO: FC BARCELONA, 5 – VALENCIA, 1 (2-1, al descanso).
ALINEACIONES.
FC BARCELONA: Valdés; Montoya, Piqué, Puyol, Abidal; Iniesta (Xavi, min.86), Busquets, Fàbregas (Thiago, min.77); Alexis, Messi y Pedro (Tello, min.68).
VALENCIA: Diego Alves; Miguel (Ricardo Costa, min.25), Rami, Víctor Ruiz, Mathieu; Albelda, Tino Costa (Topal, min.83), Feghouli, Jonas, Piatti (Jordi Alba, min.66); Soldado.
GOLES
0-1, min.9, Piatti.
1-1, min.22, Messi.
2-1, min.28, Messi.
3-1, min.76, Messi.
4-1, min.85, Messi.
5-1, min.91, Xavi.
–ÁRBITRO: Turienzo Álvarez (C. Castellano-Leonés). Amonestó a Albelda (min.4), Tino Costa (min.34), Soldado (min.65), por parte del Valencia.
–ESTADIO: Camp Nou. 74.240 espectadores.
VLCCiudad / Pepe Aguilar