La Societat Valenciana d’Ornitologia advierte de los efectos perjudiciales y las fatales consecuencias que, para la fauna y la flora del Mediterráneo, podrían tener las prospecciones petrolíferas que se pretenden llevar a cabo en el Golfo de Valencia.
La SVO se opone a las prospecciones petrolíferas que pretende llevar a cabo la compañía Capricorn Limited (CSL), filial española de la petrolera Cairn Energy. De las diferentes zonas propuestas inicialmente para la extracción de petróleo, la compañía renunció voluntariamente a la zona A (la más próxima a la costa valenciana), declarando áreas prospectivas de mayor interés los bloques B, G, AM1 y AM2. Estas zonas tienen como puntos más cercanos las Islas Columbretes y las costas de Denia e Ibiza.
La SVO alerta de que la zona del estudio coincide con el corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo Occidental y está a escasos kilómetros de las islas Columbretes, ambas zonas de alto valor ecológico y declaradas como ZEPIM (Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo) por el Convenio de Barcelona, vital para la supervivencia de varias poblaciones de cetáceos como el delfín mular (Tursiops truncatus), el delfín común (Delphinus delphis), el delfín listado (Stenella coeruleoalba), el calderón común (Globicephala melas), el calderón gris (Grampus griseus), el cachalote (Physeter macrocephalus) y el rorcual común (Balaenoptera physalus), éste último en peligro de extinción.
La SVO opina que debería realizarse una Evaluación de Impacto Ambiental Estratégica y Global en su conjunto, y no evaluaciones ambientales de proyectos separados, tal y como se está haciendo ahora, puesto que es una estrategia por parte del promotor para tratar de mostrar el riesgo y el impacto de las actuaciones de una forma mucho menor a los reales.
Un vertido de petróleo o una marea negra producidos por un accidente o práctica inadecuada, perjudicaría a todo el ecosistema catastróficamente, así como a las costas, con efectos que podrían llegar a ser muy persistentes en el tiempo debido a que el Mediterráneo es un mar prácticamente cerrado.
A juicio de nuestra entidad, una explotación petrolífera, con pozos en el mar y otras infraestructuras petrolíferas, así como un tránsito continuo de barcos cargados de petróleo, es un riesgo muy elevado que no es compatible con la preservación de estas zonas de especial interés ecológico.
Un enclave de enorme valor para las aves marinas y la biodiversidad
La zona donde se realizarían las prospecciones constituye un área de elevada relevancia ecológica para las aves marinas que crían o invernan en el archipiélago Balear y en las costas orientales de la península ibérica, así como las que utilizan este espacio durante sus movimientos migratorios. Muy preocupante es el caso de la pardela balear (Puffinus mauretanicus), catalogada en Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cuyas escasas poblaciones crían exclusivamente en Baleares a nivel mundial. Posee el 90 por ciento de su población en Ibiza y Formentera, a pocos kilómetros de las áreas donde están previstos los sondeos en busca de petróleo, y utilizan esas zonas a diario en busca de alimento para sus crías durante la época reproductora. Del mismo modo, las costas valencianas constituyen el reducto más importante durante la invernada de la especie, congregándose en gran número frente a éstas durante los meses de diciembre y enero, comenzando su regreso en masa hacia las islas a lo largo del mes de febrero y principios de marzo, por lo que un potencial accidente podría suponer la extinción de la especie.
La pardela cenicienta (Calonectris diomedea), otra procelariforme cuyas poblaciones también han de ser vigiladas en nuestras aguas, cuya única colonia de reproducción en la Comunidad Valenciana se encuentra en las islas Columbretes, y el paíño europeo (Hydrobates pelagicus), son especies altamente sensibles a cambios en el hábitat. Del mismo modo, la zona es también muy importante para otras especies de gaviotas y charranes, como es el caso de la gaviota de Audouin (Larus audouinii), cuya población mundial se concentra principalmente en la región.
El área en la que se realizarían las prospecciones petrolíferas circundaría tres Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPAs) marinas.
- Espacio marino del poniente y norte de Ibiza.
- Espacio marino del Delta del Ebro-Columbretes.
- Plataforma-talud marinos del Cabo de la Nao.
La zona de sondeos es también importante para otros organismos y hábitats marinos. Por otro lado, los sondeos se solaparán con el llamado corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo, una zona estratégica de alto valor para este grupo de organismos marinos.
PRIMERA FASE DEL PROYECTO
Los sondeos sísmicos y los cetáceos
La primera fase, la denominada “campaña sísmica”, permitiría levantar un mapa geológico en 3D del fondo marino del Golfo de Valencia y Baleares, con el objetivo de identificar posibles yacimientos de petróleo y, a su debido tiempo, proceder a su explotación.
Durante esta fase, un barco arrastraría una serie de cables de 8 kilómetros de longitud, emitiendo “explosiones” acústicas. Los métodos sísmicos de prospección se realizarán mediante cañones de aire comprimido “Air-Guns” capaces de generar ondas sonoras que definen la estructura del suelo y subsuelo marinos. Estas ondas tienen unos niveles de intensidad (180-250 dB) intolerables para la fauna marina y pueden ocasionar varamientos de cetáceos. Tan sólo en el mar Mediterráneo se estima que existen al menos 24 especies de este grupo de mamíferos marinos.
Como consecuencia de esta fase inicial, -y dado que el sonido es el medio de comunicación más importante para los cetáceos, utilizado con funciones sociales, reproductivas, de navegación y localización de presas-, la contaminación acústica podría producir graves daños en órganos auditivos o en otros tejidos, provocando dolor extremo, hemorragias internas e incluso la muerte. En el mejor de los casos, los cetáceos tendrían que realizar un cambio de rutas migratorias para evitar la cercanía de los barcos de prospección, significando además un estrés con consecuencias de inmunodepresión y reducción de viabilidad reproductiva, así como un incremento del gasto energético. Además, podría ocurrir una muerte masiva, como la ocurrida en 2012 en las costas de Perú, donde miles de delfines vararon coincidiendo con simples sondeos para la exploración de petróleo.
Desde la SVO queremos recalcar que los cetáceos están protegidos por varios tratados y convenios internacionales ratificados por el estado español. Todas estas especies figuran en el anexo IV, y una en el anexo II, de la Directiva Hábitat aprobada por la Unión Europea el 21 de mayo de 1992, señalando que las especies incluidas en el anexo II “deben ser objeto de medidas especiales de conservación del hábitat”. Además, el corredor de migración de cetáceos que coincide con la zona de las prospecciones es zona ZEPIM (Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo) y un espacio protegido de acuerdo a lo establecido en el Convenio de Barcelona.
Peces y tortugas
Por lo que respecta a los peces, esta fase puede ocasionar daños sobre los recursos pesqueros presentes en las zonas afectadas por las prospecciones, ya que se ha podido confirmar científicamente en estudios sobre campañas similares llevadas a cabo en el Mar del Norte que los peces sufren cambios en el comportamiento, y se han descrito lesiones en la vejiga natatoria, ojos, oído interno y línea lateral. Cabe recordar que se realizarían las prospecciones en el lugar más importante de todo el Mediterráneo para el desove del atún rojo, una especie que estuvo al borde del colapso hace dos años y cuya recuperación, todavía hoy, es muy difícil. En esta zona no sólo se reproduce el atún rojo, sino que además se han encontrado larvas de las seis especies de túnidos presentes en el Mediterráneo: el atún rojo (Thunnus thynnus), el atún blanco (T. alalunga), la melva (Auxis rochei), la bacoreta (Euthynnus alleteratus), el bonito (Sarda sarda) e incluso el atún listado (Katsuwonus pelamos).
En lo concerniente a las tortugas marinas, éstas utilizan y reciben sonidos de baja frecuencia, entre 250-750 Hz, coincidentes con la frecuencia de los sonidos emitidos en las prospecciones petrolíferas. Esta audición de baja frecuencia es utilizada por las tortugas para evitar predadores y posiblemente para detectar y regresar a las playas donde nacieron y depositar sus huevos. Los estudios sísmicos pueden tener efectos adversos para estas especies, tanto a nivel individual como poblacional, lo cual es altamente preocupante teniendo en cuenta que el área del estudio coincide con la zona de alimentación estival y de migración otoñal de la tortuga boba (Caretta caretta).
Las tortugas marinas son especies protegidas por tratados naciones e internacionales. La tortuga boba, por ejemplo, aparece en el Catálogo Español de Especies Amenazadas de Fauna y en los anexos II y IV de la Directiva Hábitat, entre otros tratados sobre la conservación y protección de especies amenazadas.
SEGUNDA FASE DEL PROYECTO
En una segunda fase de los proyectos, se realizarían las perforaciones de los pozos. Para ello se emplearía una mezcla de minerales y productos químicos, arrojándose directamente al mar los residuos procedentes de la perforación, de tal forma que en la mezcla con las arcillas del fondo se forma un barro oleoso. Entre estos compuestos pueden figurar el benceno, el tolueno, el xileno, y metales pesados como el mercurio, el cadmio, el plomo y el arsénico. Todos estos materiales empleados en las perforaciones son bioacumulativos y nocivos para la salud.
El lodo podría sepultar hábitats sumergidos de alto valor ecológico como son las praderas de fanerógamas marinas de Posidonia oceanica, Zostera noltii, Zostera marina y Cymodocea nodosa, así como los bosques de algas pardas, hábitat de enorme interés ecológico ya que albergan gran diversidad de vertebrados e invertebrados y ayudan a la geomorfología de las costas. Esta actividad produce efectos devastadores sobre aquello que se encuentra en un radio de 500 metros a la perforación y se pueden observar cambios sustanciales en un área de 20 kilómetros cuadrados, por no hablar ya de las trágicas consecuencias de un posible derrame de crudo.
Cabe recordar como ejemplo de las fatales consecuencias que tiene la instalación de pozos petrolíferos en el mar, la catástrofe en 2010 de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, operada por la petrolera BP en el Golfo de México (EE.UU), que ocasionó un vertido equivalente a más de 5 millones de barriles de petróleo que acabó afectando seriamente el litoral de cuatro estados (Luisiana, Mississipi, Florida y Alabama), con un total de 944 km de litoral dañados ambiental, social y económicamente.
Firme oposición
Por todos los motivos anteriormente aludidos, la SVO se muestra totalmente en contra de las prospecciones petrolíferas en el Mediterráneo. En este sentido, somos partidarios de la conservación y el respeto de unos mares y océanos libres de riesgos y derrames de petróleo, sugiriendo energías renovables que respeten el medio ambiente y alejados de intereses privados que sólo perjudican y destruyen los bienes que a toda la sociedad le pertenecen.
VLC Noticias | Redacción. Fotos: Víctor París Huerta y Roque Belenguer Barrionuevo