JOSE LUIS BARRERA.
Vengo de hacer la Oración de Cuaresma que la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera de Valencia organiza todos los años para las cofradías que forman el colectivo.
Un acto al que han sido convocadas todas las cofradías.
Éramos unas 20 personas.
Desde luego, si hubieran acudido todos, no habría templo que los contuviera. Pero ni siquiera estaban ni la mitad de los Hermanos Mayores de las treinta y pico cofradías. ¡Pobres hermanos mayores, siempre son ellos los que tiene que representar a sus cofradías! Aunque, la asistencia a este tipo de actos no se debe hacer para representar.
Hace unos años –no sé de fechas-, cundo el posconcilio daba ya sus frutos y se intentó desde arriba y bajo restaurar y reformar la Semana Santa Marinera que según me cuentan andaba algo alejada de sus propias parroquias, se regularon Constituciones, Reglas y Normas y se estableció una especie de calendario de actos piadosos con el fin de “religiosizar” –perdón por la palabreja- las actividades de la Semana Santa. Buena idea. Las cofradías respondían y la asistencia y participación eran hasta altas.
Hoy todo parece papel mojado.
La rutina, el desinterés, la crisis de valore “semanasanteros” –¡uf, otro palabro!- han convertido estos actos en puramente simbólicos y a él acuden algún devoto y hermano mayor de buena fe, pero las ausencias son tan cuantiosas que “cantan” por sí solas.
De Hermanos Mayores y reuniones
Hablo con mucha frecuencia con muchos hermanos mayores de la Semana Santa Marinera.
Son muchos de ellos el alma y el cuerpo de sus Hermandades.
Tanto, que tienen que hacerlo todo: Acudir por ejemplo a tropecientas reuniones: ¡aquí no se cambia la tuerca de un anda sin convocar asamblea! A veces salen a una diaria (lo peor, es que son nocturnas). Así, muchos miembros de las juntas desertan… ¡y es el Hermano Mayor el que siempre tiene que acudir!
Y algo más que reuniones: permisos municipales, seguros, contratos con las bandas, cuestiones económicas, bancos, abastecimiento de enseres, hablar con el cura,… ¡todo lo tiene que hacer el Hermano Mayor!
Así, algunos se sinceran conmigo y me dicen que llegan a las celebraciones tan saturados, que ya no tiene ni ganas de disfrutar de esta fiesta.
Aunque, como me ponderan ellos, en calidad, la Semana Santa Marinera ha ganado mucho, en cantidad, se ha diversificado y dispersado más y los Hermanos Mayores, últimos y a veces únicos responsables pueden llegar al infarto.