Aarón Cano
Militante PSPV-PSOE Valencia
No resulta fácil escribir un artículo sobre la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez sin tomar partido, no será este el artículo en el que deje de hacerlo, pero sí que al menos intentaré tomar el asunto con el mayor grado de objetividad que me sea posible.
No voy a decir que soy un experto en el tema, no soy especialista en geografía, ni tampoco soy urbanista, por lo tanto, la mía será una visión que mezclará la óptica política, como militante que soy del PSPV-PSOE, y la del vecino que lleva ya unos años viviendo en el Canyamelar, y no en el Cabanyal, para que no se me enfaden los puristas de la cuestión.
Cuando escribo estas palabras sobre la prolongación recuerdo a una amiga, nacida y vecina del Cabanyal que ya no está entre nosotros.
Falleció hace más bien poco y a cada rato no podía dejar de hablar y lamentarse de la situación en la que se encuentra el barrio. Yo que siempre he sido y soy un fiel defensor de la rehabilitación entendía perfectamente su postura, “Que hagan lo que sea, pero por favor que lo hagan ya”, me sonaba a la frase del familiar desesperado por un ver a un ser cercano en una situación de extrema gravedad pidiendo a los médicos cualquier solución que ayudara a la recuperación del ser querido. Esa frase guardaba y muestra desesperación, frustración y no sé cuantas cosas más. Todos sentimientos que revelan amor por el barrio.
Pero vamos al meollo de la cuestión, la prolongación de Blasco Ibáñez plantea tirar 1.651 casas del Cabanyal, crear una avenida de 50 metros atravesándolo, y a su vez en la Calle San Pedro la creación de un boulevard de 30 metros que atravesaría en perpendicular el Cabanyal a esa altura.
Esto al PSPV-PSOE siempre le ha parecido una auténtica atrocidad, por varios motivos, primero porque el Cabanyal como tal no tendría ya solución ninguna y desaparecería, en segundo lugar, porque el patrimonio histórico de la ciudad de Valencia se vería gravemente afectado, es por ese motivo que el gobierno socialista de la Generalitat declaró BIC el barrio, y en tercer lugar, y a la actual crisis me remito, no creemos que en la especulación urbanística se pueda esconder ningún futuro prometedor para nadie.
La semana pasada la Comisión Ejecutiva del PSPV-PSOE de la Ciudad de Valencia se reunió en els Poblats Marítims, un gesto de apoyo al barrio y a todas aquellas organizaciones que llevan durante 14 años peleando contra la prolongación de la Avenida Blasco Ibáñez, pero también como gesto a todos aquellos colectivos que impávidos han venido observando como su barrio iba poco a poco deteriorándose cada vez más. Porque la vocación de gobierno de buen gobierno es la de escuchar a todo el mundo, recoger todas sus propuestas y buscar la mejor solución posible para el Cabanyal.
La responsabilidad en política siempre está repartida, pero ésta siempre es proporcional, y la mayor responsabilidad para con el Cabanyal la tiene Rita Barberá, primero por promover su destrucción como una suerte de salvación y en segundo lugar, viendo la oposición de los vecinos a la prolongación no haciendo nada para salvaguardarlo, porque no intervenir en el barrio supone degradarlo y ella conscientemente lo está dejando morir, ha permitido la infravivienda, las malas condiciones higiénicas, entre otras muchas cosas.
Rita Barberá es alcaldesa de Valencia desde 1991, en 1998 se aprueba la prolongación de Blasco Ibáñez, desde entonces ha sido incapaz de poder llevar a cabo este proyecto. Y no lo ha sido porque no se puede gobernar contras tus vecinos/as y porque no se puede destruir el patrimonio histórico de un plumazo como una suerte de Barón de Cárcer.
La situación actual sólo deja una posibilidad encima de la mesa, y así lo comienzan a ver todos los vecinos/as del Cabanyal, la Rehabilitación.
El viejo plan de Rita Barberá se cae a trozos, porque no tiene financiación, ella había pensado que con las plusvalías de los solares los agentes urbanizadores pagaran la prolongación, porque la construcción sigue sufriendo la indigestión del inmenso atracón que se ha dado en las últimas décadas y porque el barrio no puede esperar más y es urgente promover soluciones viables, soluciones que cuando faltan los recursos deben ser más inteligentes si cabe.
La Plataforma Salvem el Cabanyal, las universidades valencianas, españolas y extranjeras, entre otros han aportado soluciones prácticas, reales e ingeniosas para la rehabilitación y revitalización del Cabanyal.
Es hora de escuchar a todo el mundo, para buscar una solución, una solución de Buen Gobierno para este barrio que ya les digo que tiene un potencial inmenso.