Magdalena Jiménez.
Empresaria.
@brigate
Un día cualquiera, por la mañana, en el centro de Valencia, podemos ver muchas personas pidiendo por las calles. Hasta ahí nada nuevo, nos vamos acostumbrando a eso, como si fuera parte del paisaje común desde hace unos años.
Hasta que un día miras hacía abajo, lees el cartel que ha puesto esa persona“Soy pintor, necesito trabajo, estoy pasando hambre”, subes la mirada para intentar descubrir quien está detrás de ese cartel, sus manos tapan su cara, quizás por la vergüenza que le produce estar así, pidiendo una limosna de trabajo, confesando que desde hace un tiempo pasan hambre él y su familia. Por su anatomía puedes averiguar que debe tener unos cincuenta años…
Lo que describo es parte de la realidad que vivimos en toda España y que los que estos días han estado debatiendo sobre el “Estado de la Nación” en el Congreso de los Diputados, olvidan en sus discursos.
Y digo que olvidan, porque si fueran conscientes de que hoy en día hay gente pasando hambre en nuestra “Nación” estoy segura que irían a ese debate angustiados y con las mismas ganas de que cambien las cosas que tengo yo. ¿Hay algún político con alma?
Quiero creer que sí, pero todos ellos se encuentran tan alejados de lo que sucede en la calle que olvidan que antes que los grandes resultados, los balances de las empresas del IBEX 35, o la bajada de la morosidad en los bancos, está la persona, y en concreto la familia que pasa dificultades para comer cada día.
En una reciente noticia sobre los usuarios del comedor social deCasa Caridad de Valenciase hablaba del brutal incremento, un 109% desde 2009, de usuarios españoles en edad de trabajar y, lo que es más preocupante, de familias con niños que día a día van a comer a sus instalaciones.
La cifra de 136 niños de media mensual atendidos diariamente es inadmisible para una ciudad como la nuestra, que ha pasado más de un lustro, no hace mucho, viviendo en la opulencia y con un gasto público y privado totalmente disparatado.
Conocer las cifras que día a día salen de la labor de instituciones como Casa Caridad o Caritas son la verdadera encuesta que nos indica la situación real en la calle.
Pero vuelvo al principio, apelo al alma de la sociedad, apelo a que políticos, sindicatos, patronales, manifestantes… dejen de pensar en sus pequeñosmacrotriunfos, dejen las frases hechas, dejen de hacer marketing con la pobreza de nuestros vecinos y busquen soluciones que ayuden de verdad al señor de 50 años que describí al principio del artículo, busquemosmicrotriunfoscon nombres y apellidos.
VLC Ciudad/Redacción