Visitamos a un emprendedor, un empresario de éxito que, por efecto de la crisis y sus males colaterales, cuenta sus méritos en pretérito imperfecto. Y todo pese a contar con el reconocimiento de su sector en no pocos foros, pese a haber construido su pequeño imperio a base de sudor y unas ojeras que casi se han convertido en crónicas.
Pero he aquí, oh infortunio, que la crisis macro-económica, unida al actual reparto de poderes del sistema político del que tanto pecho sacan nuestros dirigentes, parece empeñada en intentar devorarlo de la manera más atroz, deshumanizada y, sobre todo, injusta.
Carlos García Zaragoza nos muestra orgulloso sus oficinas de la avenida Constitución. Grupo90 creció de la nada sobre la máxima del esfuerzo, la dedicación y la atención responsable y generosa a sus clientes. Llegó al éxito como mejor sabor deja, por la prescripción positiva y decidida derivada de la satisfacción de esos clientes. Y ahora, el slogan que preside sus oficinas, sus vallas publicitarias y en definitiva, su campaña comercial, reza “Cómprate un pisito… antes de que te agarre el Corralito”, en clara referencia a quien, en su modesta opinión, no sólo no está sufriendo los rigores de la crisis sino que se está sacando beneficio de ella: los bancos.
“Son tiempos duros”, reza el argumentario de su campaña, y ciertamente lo son, más aún para su sector. “Hemos visto cómo han rescatado a los bancos con nuestro dinero, cuando fueron ellos los que nos metieron en este embrollo”, comenta entre triste e indignado. “Es curioso que los que han provocado esto, sean los únicos realmente protegidos por el Estado. Pero claro, es la banca la que le compra la deuda al Estado, ¿cómo no va a plegarse éste a los designios de aquella?”.
“Yo metí gran parte de mi patrimonio en este negocio llegada la crisis porque creí a quien nos aseguraba que esta crisis no sería tan larga, pero llevo cinco años aguantando como puedo mientras desde Madrid se paga cantidades astronómicas a sindicatos y patronal. A mí nadie me paga los viajes”, se lamenta don Carlos.
Un halo de fundamentada sabiduría invade las palabras de don Carlos. Ciertamente, resulta difícil de creer en una regulación seria y exigente de la gestión de los bancos cuando son éstos de los que depende en gran parte la credibilidad económica del país y, claro está, la famosa prima de riesgo. Como también resulta difícil creer en una defensa de los intereses de los trabajadores por parte de los sindicatos, o en una protección de los de los empresarios por parte de la patronal.
Pero por si fuera poco, los empresarios de las agencias inmobiliarias como don Carlos se encuentran ahora con un enemigo añadido: la competencia desleal de los bancos. “Yo intento vender un piso, por ejemplo, a dos médicos, funcionarios de carrera y con todas las garantías habidas y por haber de pago, y el banco les deniega el préstamo hipotecario… Eso sí, a continuación les ofrecen los que tienen ellos en cartera, a la mitad de interés y financiando el 100%. Si eso no es competencia desleal, no sé ya qué lo es. Sabemos que tienen un montón de pisos a los que darles salida, pero no a costa de hacer valer su posición de poder frente a los ciudadanos que necesitan una vivienda. Por eso quiero denunciar ante luz y taquígrafos la competencia desleal que practica la banca”.
“Yo mismo he tenido que refinanciar mi piso y lo primero que ha hecho el banco es subirme el interés tres puntos y añadirme diez años más de hipoteca”, asegura don Carlos. Y recuerda que el tema de los desahucios son consecuencia exclusiva de las condiciones impuestas por los mismos bancos que dieron préstamos a gente con historiales financieros de apenas un año, sin garantía alguna… “te ponían la alfombra roja para que pidieras un préstamo… a ver de quién fue la falta de criterio”.
Don Carlos, ante nuestras preguntas sobre cómo solucionar esta situación, nos regala una serie de pensamientos rápidos que bien podrían conformar un catálogo de buenas prácticas: “Arréglese el Estado como se arregla una familia: nadie puede gobernar la suya sin darle ejemplo a todos sus miembros”, nos dice en referencia al comportamiento de los bancos e incluso a los recortes aplicados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. “Algún dinero evita la preocupación –asiente sobre la inyección de dinero del Ejecutivo de Zapatero a la banca hace algunos años- pero mucho la atrae”. Y concluye con una advertencia clara a la banca: “El que estime más el oro que la virtud, perderá el oro y la virtud”.
No podemos irnos sin saber qué opina don Carlos con temas clave de la actualidad nacional, como la reforma de los desahucios que acaba de sacar adelante a toda prisa el actual Gobierno.
“Me parece y me siento avergonzado de vivir en este país de sinvergüenzas y analfabetos políticos, y banqueros sin escrúpulos que no saben más que prevaricar y engañar en lugar de resolver los verdaderos problemas de la ciudadanía. Nada de lo que propone el Gobierno en cuanto a desahucios resuelve el problema, puesto que lo ha creado la banca junto a los políticos permitiendo dar el cien por cien y hasta el ciento veinte por cien de los créditos -por su codicia y avaricia- para ganar mucho dinero rápido engañando a todos los ciudadanos que han caído en la trampa de las hipotecas basura… En fin, lo que digo es que tienen que aceptar la dación en pago para empezar a ser más dignos y serios en este país.”
“Carlos, ¿qué le parece que el Gobierno de España quiera dar residencia a los extranjeros si compran un piso de 160.000 euros?” le preguntamos.
“Pues pienso que siguen protegiendo a la banca –asegura- ya que ¿por qué no lo ofrecen a quien compra un piso de valor inferior? Tendría que tener el mismo derecho, en mi opinión. Esto lo hacen para paliar y resolver parte del stock de pisos, pero pensando que el extranjero que venga y compre una vivienda de más de 160.000 euros, lógicamente su poder económico será mucho más saludable y por lo tanto interesa más. Estaría de acuerdo, pero si se hiciera con todos los pisos, independientemente de su valor.”
“Y sobre las declaraciones de Miguel Martín en el sentido de que la patronal de la banca apuesta por construir más, ¿qué tiene que decir al respecto?” le preguntamos por fin.
“Referente a dar dinero para construir más pisos –termina sentenciando don Carlos- me parece un auténtico disparate, pues la realidad es que llevan cinco años sin dar préstamos a las constructoras y promotoras y la verdad es que no me lo creo… Aunque no estaría mal que fuesen soltando amarras y por fin se hiciesen las cosas bien y llegue el dinero a todas las empresas y ciudadanos; no sólo al Estado y ‘amiguetes’ de los bancos… y directores que sólo dan créditos si se pagan más y más comisiones y tipos de intereses que casi rozan la usura. Lo que tienen que hacer es ‘aflojar la pasta’, que ya es hora.”
Su última frase resuena como las grandes sentencias que, por la evidencia que ostentan, difícilmente podrían encontrar réplica. Don Carlos sabe bien dónde, cómo y con quién se está jugando los cuartos, y no cabe más reflexión que preguntarse… “¿Cuándo van a ‘aflojar la pasta’ los bancos?”
VLC Ciudad / Javier Furió