El estudio Tall Arquitectos construye en México un restaurante suspendido sobre un gigantesco precipicio del que sobresaldrá asomándose al vacíoen el Cañón del Cobre, en Chihuahua, que tiene una extensión de 59.545 kilómetros y, desde hace siglos, son el hogar de los indígenas rarámuri o tarahumaras.
Cuando esté construido, el Biré Bitori (que en el idioma indígena de la región, el tarahumara, significa “un plato”), no solo ofrecerá una vista espectacular del majestuoso entorno natural donde estará asentado, sino además la potente experiencia de charlar, pasear, comer y beber sin tierra debajo de los pies, sobre una gigantesco balcón de acero y cemento edificado en un voladizo y con suelo parcialmente trasparente.
Quienes temen a las alturas deberían abstenerse de acudir a este restaurante, donde los comensales podrán visitar una plataforma de observación, refrescarse mirando una piscina al aire libre o hacer ‘rappel’ hasta el fondo del cañón, además de vivir una experiencia culinaria única, según el periódico inglés ‘Daily Mail’.
Desde el Biré Bitori, podrá observarse la impresionante cascada Basaseachi, que según el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) en lengua rarámuri significa “la cascada o el sitio del coyote”, una de las más altas de México, con 270 metros de caída libre.
“El restaurante servirá platillos de productos locales y los artesanos de la zona elaborarán los muebles y accesorios, con lo cual se busca apoyar a la economía local y recuperar las raíces autóctonas“, dijeron los fundadores de Tall, los arquitectos Lázaro y Sebastián Gutiérrez Cortina Sainz, y Leonardo Montero Tello.
Según sus creadores funcionará como mirador sobre las Barrancas del Cobre y “creará un espacio radical donde la experiencia superará cualquier expectativa, tendrá dos niveles y se asentará sobre unas enormes vigas enclavadas en la pared del Cañón de Cobre”.
“La filosofía del diseño es la de simplificar al máximo las formas para permitir que los colores o decoraciones tomen posesión del espacio, y manejar el color mismo del material pétreo como complemento de la arquitectura, sin modificar el espíritu de paz, alegría, refugio y bienestar para lo cual fue concebido, ni romper con el protagonismo de la barranca”, concluyen desde Tall.