Ana María Galarza Ferri.
Periodista.
Cataluña es portada en todos los periódicos nacionales desde hace un mes pero la campaña empezó oficialmente el 14 de septiembre con el baño de masas en Tarragona del president de la Generalitat, Carles Puigdemont. Así hemos vivido aquí los ciudadanos de Barcelona, de origen diferente al catalán, el proceso independentista.
Jueves, 14 de septiembre.Empieza la campaña. Los independentistas comentan entre ellos el éxito del inicio del acto de Puigdemont, los no independentistas pasan el tema por alto.
Lunes, 18 de septiembre. Toca volver a la oficina después del fin de semana. Solo llevamos cuatro días de campaña pero es el único tema de conversación. Alguien lo saca a la hora de comer:
– ¿Si pudieses votar, votarías? – me preguntan.
+ Si pudiera votar, iría a votar nulo por una cuestión de salud democrática -respondo- pero no me corresponde a mí decidir sobre el futuro de esta tierra. No soy de aquí y no sé si voy a construir mi vida aquí. No tengo un sentimiento de pertenencia o no pertenencia hacia Cataluña.
Martes, 19 de septiembre. El sistema sanitario español está organizado por comunidades lo que significa que en una autonomía diferente a la tuya solo te pueden atender de urgencia. Consciente de ello, acudimos a un Centre d’Atenció Primaria (CAP) donde, como era de esperar, nos atienden debidamente.
– ¿Y qué has hecho? -me pregunta un amigo- ¿Has enseñado tú tarjeta de España?
+ Si, Cataluña is not Spain. Reímos.
Por la tarde, de camino a Gracia, uno de los barrios con más movimiento cultural y social de la ciudad, nos encontramos con un acto de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Damos media vuelta.
Esa misma noche se emite la entrevista de las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Manuela Carmena y Ada Colau, realizada en El Intermedio. Ambas coinciden en que hay que sentarse a dialogar y la primera asegura: “cuando vemos una persona que piensa diferente hay que escucharla porque estamos en una democracia”. Me viene a la cabeza un párrafo de La rebelión de las masas, de Ortega y Gasset:
“Mandar no es gesto de arrebatar el poder, sino tranquilo ejercicio de él. En suma: mandar es sentarse. Trono, silla curul, banco azul, poltrona ministerial, sede (…) El mandar no es tanto cuestión de puños como de posaderas. El Estado es, en definitiva, el estado de la opinión; una situación de equilibrio, de estática.”
Miércoles, 20 de septiembre. La Guardia Civil detiene a catorce personas, once de ellas altos cargos del Govern de la Generalitat, por su vinculación con la organización del referéndum. Me dirijo al centro a una reunión y a la salida del metro en plaça Catalunya veo un cartel que advierte del corte del tráfico en vía Laietana por una manifestación. Mis amigos, no catalanes como yo, se dirigen a la misma. Los turistas de Ramblas parecen no enterarse.
Por la noche decido asistir con mis amigos a la puerta de la sede de la Secretaria General D’Economía i Coneixement, lugar donde está convocada la concentración. Llego allí a las 21:14h. de la noche y me encuentro con miles de personas gritando “votarem” e “independència”. En un edificio situado justo enfrente se lee “Welcome to the Catalan Republic”. Un amigo periodista dice: “como se nota que quieren entrar en The Guardian”. La agenda internacional manda.
Representantes de diferentes asociaciones catalanas, como por ejemplo, Òmnium cultural, entidad cultural y política sin ánimo de lucro, hablan por megafonía. Todos los speakers insisten en lo mismo, son manifestaciones pacíficas en las que no hay espacio para la violencia. Los ánimos están caldeados y las furgonetas de los Mossos y la Guardia Civil están situadas en la plaza pero, después de una hora y media allí, nos marchamos. Al llegar a la oficina al día siguiente me entero de que los cuerpos de seguridad sí cargaron contra los manifestantes.
Jueves, 21 de septiembre. Hoy hemos trabajado con la radio puesta porque queríamos oír la última noticia. La gente continúa manifestándose en toda la ciudad y el mensaje ya no es Sí a la independencia, es Sí a los derechos civiles. Hablo con varios amigos y me dicen que, aunque están a favor del No, quieren votar y por ello acuden a las concentraciones. A las 22:00h. los ruidos de las cacerolas inundan todas las calles y durante diez minutos los vecinos de diferentes barrios de Barcelona muestran así su rechazo a la postura del gobierno central.
Viernes, 22 de septiembre. Bajo a pasar el fin de semana a València. Me preparo para el aluvión de comentarios que voy a tener que escuchar. Esa misma mañana hablo con un amigo que no está a favor del referéndum porque dice que, si se permite en Cataluña, luego habría que permitirlo en otras regiones. Me acuerdo en ese momento de la canción Todos los paletos fuera de Madrid, de Séptimo Sello: “Por la unidad de los madrileños en una nación, por una autonomía llena de pichis, porque se unan los de Vallecas, Orcasitas, Carabanchel, Pan Bendito, Parla, Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Getafe, Latina, Cascorro, Barrio de Salamanca, Barrio Lucero, Oporto, Marqués de Vadillo, Algete, Escorial, Villalba…”. En fin, como dice la canción, todos los paletos fuera de Madrid.
Domingo, 24 de septiembre. Las manifestaciones no han cesado en Barcelona y la presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, ha sido agredida cuando participaba en la conferencia de Unidos Podemos celebrada en Zaragoza. En ella se debatía sobre el derecho a decidir de Cataluña y diferentes cargos electos han tenido que permanecer en el recinto a la espera de que llegasen más efectivos de los cuerpos de seguridad para protegerles de más de 300 personas congregadas a las puertas del pabellón, algunas de ellas incluso portando banderas preconstitucionales.
En mis poco más de 48h. en casa he escuchado de todo, desde “catalanes hijos de puta” hasta “el PP es una máquina de independentistas y aún les pasa poco”. Creo que me va a estallar la cabeza si alguien más vuelve a preguntarme cómo lo estoy viviendo.
Llego a Barcelona por la noche y me reúno con mis amigos para asistir a los conciertos de la Mercé. Uno de ellos es defensor del Sí de toda la vida y me explica su postura. Le explico que durante la última semana he hablado con ex defensores del No que contundentes decían: “el domingo votaré Sí”.
Después de los conciertos nos dirigimos a un bar y la última canción que suena es Gracias por venir, de Lina Morgan. Bromeando cantamos “votarem”, un grupo próximo a nosotros se suma a nuestro cántico.
Esta noche se ha emitido la entrevista de Jordi Évole a Carles Puigdemont. Ya tengo tarea para mañana.