Economista.
Recientemente hemos leído en las noticias económicas que la Fed tiene planeado subir los tipos en diciembre. Este titular, que no enlazo por si me clavan una tasa Google, significa que la Reserva Federal (Fed no es la abreviatura de Federico, sino de esta entidad que funciona como una especie de banco central de Estados Unidos) tiene pensado subir el tipo de interés que cobra por los préstamos que concede a los bancos comerciales, posiblemente hasta el 0,25%. Ahora bien, aún no lo hace porque hay cierta incertidumbre económica mundial y no quiere complicar la cosa, pero tiene que llegar el día de que dejen de estar al 0% porque llevan desde 2008 así y, claro, no pueden estar toda la vida tan generosos porque se malacostumbra el país a la buena vida. Y ese día está cerca, muy cerca.
Esta noticia tiene mucha miga. Empecemos por el tipo de interés de la Reserva Federal: ¿qué pasa si se sube? Pues lo mismo que nos pasaría a nosotros si nuestro banco nos cobrara más por un préstamo: que nos lo pensaríamos dos veces antes de pedirlo. Traducido a los bancos comerciales, esto supone que se darán menos préstamos al tener menos dinero y que éstos serán más caros (al haber menos, como todo), lo que implica que las empresas y las familias tienen menos dólares disponibles en el sistema para gastar. ¿Y qué pasa si se gasta menos? Que la economía se ralentiza, pues hay menos inversión y menos empleo, porque las empresas necesitarán menos trabajadores al bajar las ventas. Pero además hay otro efecto menos conocido: que al subir los intereses en el país (tanto de los créditos como de las inversiones, porque si sube uno suele subir otro), los extranjeros invierten más en el país comprando bonos, obligaciones, depósitos bancarios y similares, y como para invertir hay que comprar dólares, sube la cotización del billetito verde.
Casi nada, ¿no? Y total por mover un numerito. Pues ahora pensemos que los objetivos de la Fed son conseguir el máximo nivel de empleo y el 2% de inflación. Un señor llamado Phillips, que nada tiene que ver con las cafeteras ni con las máquinas de afeitar porque éste era con una L, publicó en 1958 la teoría de que cuando menos empleo hay, más inflación se produce; o sea, cuanta más gente tiene trabajo, más suben los precios. Esto lo ilustró con un gráfico llamado curva de Phillips, que es el nombre con el que se conoce este supuesto fenómeno económico (y digo supuesto porque también tiene sus críticas). Entonces, si le hacemos caso al señor Phillips, al subir los tipos de la Reserva Federal habrá más desempleo en Estados Unidos y, por tanto, la inflación bajará, y teniendo en cuenta que ahora está al 0,3%, la cosa se puede poner mal porque hasta pueden entrar en deflación, cosa que no es muy recomendable como ya comenté en este blog. Y si encima se revaloriza el dólar los extranjeros les comprarán menos (porque cambiar dólares les saldrá más caro), lo que empeorará aún más la economía del Tío Sam. Por cierto que la tasa de desempleo es del 5,1%, que ya la quisiéramos en España.
En resumen: que aunque el tipo de interés del Fed suba a una cantidad que parece ridícula (ya nos gustaría a los españolitos de a pie tenerlo en nuestras hipotecas), las consecuencias en la economía estadounidense son para pensarse si hacerlo o no. Por eso, como está claro que se va a hacer antes de que acabe el año, van tirando chinitas para que no pille por sorpresa y el impacto sea menor; así los agentes económicos se van acostumbrando. No hay que olvidar que la economía funciona muchas veces por expectativas, y si le pilla algo por sorpresa se lía parda.