Magdalena Jiménez
Empresaria
La semana pasada tuve la suerte de compartir un rato con el prestigioso abogado mercantilista Mariano Ayuso, el foro era la cena mensual que se organiza en CEGE (Club de Estrategia y Gestión Empresarial), y el motivo de la charla era el hablar de la nueva Ley de Apoyo a los Emprendedores que acaba de presentar le Gobierno de Mariano Rajoy.
Como “lo que se dice en CEGE queda en CEGE”, no puedo profundizar en lo que dijo cada uno de los asistentes, lo que si puedo contaros en la impresión que a mí me queda después de analizar la nueva ley, de haber asistido a la interesante cena, y sobre todo después de conocer como conozco a jóvenes empresarios y a gente con maravillosas ideas que espero puedan llevar a cabo.
Lo primero es definir lo que es un emprendedor, algo que no se hace en la Ley. A muchas personas les chirría oír esa palabra, emprendedor, pues emprender es simplemente empezar algo. Cuando alguien empieza un proyecto es bastante recomendable darle ánimos y ayudarle en lo que podamos. Si además ese proyecto es fruto de una idea genial, que le llega en plena juventud y que para muchos es el arranque de su vida profesional, pues con más razón debemos echarles una mano.
Evidentemente, el emprendedor es un empresario, nadie lo niega, pero de momento estaremos de acuerdo que está bien el hacer una distinción entre el señor Florentino Pérez, y por ejemplo Pedro Espinosa, fundador de Llao Llao, reciente premio como emprendedor de los Jaime I. Esta distinción, la hago para distinguir entre empresarios de largo recorrido, y empresarios que están empezando o empezaron hace poco. La palabra emprendedor, simplemente tiene que ser una invitación para hacerse empresario.
Ahora bien, hecha esta distinción, no creo que “legalizar” el apoyo al emprendedurismo, así como meter todo tipo de medidas que afectan a distintos aspectos y normas, sea realmente lo que se necesita. Con un plan de actuación de todos los ministerios para facilitar creación y vida al autónomo, empresario y emprendedor, habría sido suficiente.
Las medidas más atractivas, como los 50€ de cotización, las reducciones de IRPF o Impuestos de Sociedades, quedan reducidas a menores de 30 años o en su caso empresas de nueva creación, con lo que el actual tejido de pymes, empresas que están en periodo de consolidación, o los gran olvidados autónomos, se quedan fuera de las mejores ayudas de esta Ley.
El IVA de caja, el fortalecimiento de la figura del inversor de proximidad, o las deducciones por la reinversión de beneficios, son medidas correctas, que llegan algún lustro que otro tarde, y esperemos que den sus frutos pese a que siguen siendo restrictivas. Habrá que ver como se materializan las medidas que pretenden fomentar el espíritu emprendedor desde las edades más tempranas, en nuestro país ya tenemos ejemplos de introducción del emprendedurismo en los colegios, la Fundación Créate lleva ya dos años haciéndolo en la Comunidad de Madrid.
Tendremos que esperar a ver si de verdad estas medidas dan sus frutos, de momento no ataja, por ejemplo, dos de los problemas principales en los que se encuentra nuestro tejido de pymes, y que darían oxígeno, estos son la fluidez del crédito, y bajar la morosidad en la empresa, dotando a la justicia de los medios necesarios resolver con rapidez los casos de impagos. Mientras tanto, en nuestra mente ese 26,8% de personas sin empleo.
VLC Ciudad/
@brigate