José Salvador Murgui
Cronista Oficial de Casinos
Académico de Número de la RACV
Ex-Alcalde de Casinos
Me da pena ver los periódicos. Me entristecen las noticias. No hay ninguna razón para la esperanza. Y me sabe muy mal empezar la nota de diciembre así.
Siempre he sido optimista, siempre he querido ver el lado bueno de las cosas y dejar las malas a un lado, pero llegas a un punto que parece que estas en un callejón sin salida. Lo malo del caso es que todos tienen razón.
De cada diez noticias, nueve son catástrofes de cualquier índole (corrupción, robos, atentados…) y una es… aceptable. Solo venden las cosas malas, solo miramos lo que jamás tenía que haber pasado.
Me sobrecoge el tema de las cárceles, las entradas y salidas. Me asusta la frialdad con que se tratan éstos temas. Me insulta pensar la poca fe en las Instituciones, y me molesta que se negocie, que se trafique con los resultados de las condenas o con las “puestas” en libertad. ¿Se puede comprar el dolor? ¿Tú o yo, podemos sentir el dolor ajeno como nuestro? ¿Tú o yo somos capaces de sentarnos cara a cara con el delincuente, con el agresor con el que ha cumplido su condena para mirarle a los ojos y darle nuestro perdón?
Perdón y olvido… dos palabras mágicas, ligadas entre ellas, realidad de una vida. No hay perdón, si hay morbo. No hay clemencia, si hay impiedad… No hay valores, si hay maldad.
Mundo revuelto, mundo convulso, robos a particulares, robos a la sociedad. Crímenes pasionales, violencia de género… dolor sin límites. ¿Somos capaces de discernir y saber quién es el culpable de cada delito? ¿Somos capaces de señalar con el dedo, aquel que nos agrade? ¿Somos tan valientes como para ir cara a cara y decir ¡BASTA!? Quizás nosotros sí, pero la sociedad corrupta, la sociedad con intereses nefastos, la sociedad que no sabe de valores humanos, este ayudando cada día a que la falta de dialogo atropelle este mundo.
Hablas con muchas personas cultas, legales, sinceras que te comentan que no leen la prensa, que no ven noticias, que no quieren saber nada. Eso es lo peor que le puede pasar a una pueblo, que no quiera saber nada. Porque la ignorancia en el siglo XXI, es el peor aval que puede garantizar la historia de los pueblos. No nos olvidemos que todos no tienen razón, todos no obramos bien, todos no estamos en posesión de la verdad, la única verdad que nos envuelve es que no nos entendemos. Diciembre puede ser el momento de empezar a entendernos. ¡Buenos días!