Matías Alonso Blasco
Coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica
Ante la retirada del título de alcalde honorario del Ayuntamiento de Valencia a Franco
Tras ocho años, tiempo es ya de felicitarnos por el inicio de la normalización democrática del Cuadro de Honores de Valencia. Hoy parece ser que oficialmente, y gracias al fallo judicial que lo ordena, Franco deja de ser alcalde honorario perpetuo de nuestro Cap i Casal.
Atrás quedan agrias discusiones guerracivilistas con que el Partido Popular de la ciudad sostenía la vigencia de honores al dictador por encima de lo que incluso ellos juran cada cuatro años para adueñarse de sus poltronas: la Constitución.
Pero el Cuadro de Honores de la tercera ciudad de España sigue siendo impresentable; no se puede exhibir con orgullo en público porque sigue repleto de nombres impresentables para cualquier demócrata.
Las ciudades, Instituciones o entidades se retratan a sí mismas en ellos mostrando los valores a los que rinden homenaje; el Cuadro de Honores de Valencia no la representa, y en consecuencia sigue guardado sin que nadie se atreva a sacarlo a la luz.
Franco se queda sin su título de alcalde, pero sigue detentando la medalla de oro de la ciudad, algo que hoy mismo hemos conocido retiraron en la vecina Castelló, nada sospechosa de izquierdismo.
Denunciamos que el dictador sigue detentando una de las máximas distinciones falleras, el Bunyol d’Or amb fuller de llorer i diamants, y que otro insigne franquista, Rincón de Arellano, detenta otra alcaldía perpetua.
Y no sólo eso: generales golpistas figuran en el Cuadro de Honores de Valencia como hijos adoptivos (Aranda y Asensio, Alonso Vega, Vigón, Barroso, etc.) junto a numerosos jerarcas falangistas como Ramón Laporta o Antonio Rueda, ministros de la Dictadura como Federico Silva o Carrero Blanco y un largo elenco de políticos franquistas de segundo orden que sobreviven emboscados recibiendo unos honores hoy en día contrarios a la legalidad vigente y que denotan que aún queda mucho por hacer; aunque la apoyamos, la iniciativa se queda corta.
El Pleno de hoy sólo habla del título de alcalde honorario otorgado con urgencia a Franco el 1 de mayo de 1939 para que como tal presidiese el primer Desfile de su Victoria sobre Valencia dos días después.
Para que un día podamos exhibir nuestro Cuadro de honores sin sonrojarnos es necesario un gran acuerdo para detectar y eliminar de él los personajes que lo infectan de valores anticonstitucionales; no basta con eliminar lo más llamativo tras ocho años de peticiones sino que hay que cumplir con la legalidad.
Varios de ellos se reparten incluso por el callejero como muestra de la mentalidad imperante durante décadas en que quienes ocuparon Valencia se dedicaron a otorgarse honores y medallas a sí mismos como nunca antes ni después hicieron otros.
Llamamos a nuestras fuerzas políticas municipales y autonómicas a procurar las acciones necesarias para que en nuestra Comunitat impere la normalidad democrática en los Cuadros de Honores y callejeros; hay espacio para el acuerdo como acaba de demostrar el firmado en Aspe con la Iglesia, o en Castelló para la retirada de honores a Franco; ¿será posible lo mismo en Valencia?
VLCCiudad/Redacción