Manuel J. Ibáñez Ferriol
Escritor y periodista
Covadonga Balaguer Malmierca y María Montoro Blasco, cumplen en estos días sus XXV años como Falleras Mayores de Valencia. Para mí, fue un reinado de lo más especial. Cuando fueron proclamadas, no hacía mucho tiempo, que la empresa PTV-Telecom, me había contratado, para ejercer la labor que a mí más me gusta, que no es otra que el periodismo. Entonces, en nuestra ciudad, existía solamente TVE y nosotros; Televisión Valenciana, Canal 9, no existía, ya que se estaba construyendo, y el resto de canales de televisión, todavía no se habían proyectado. PTV-Telecom supo conectar muy pronto con el pueblo valenciano y sus fiestas más populares: las Fallas de Valencia. Hicimos una labor informativa muy importante, porque la empresa, nos lo permitía y nos animaba a que fuéramos por ese camino. Tuve la suerte, de vivir junto a los falleros y falleras de prácticamente todas las comisiones existentes en aquel entonces –eran 320 mayores e infantiles-, siendo el primer presentador de televisión que se atrevió a dejar la corbata durante la Semana Fallera, y vestir las galas valencianas, gracias a una gran consejera, amiga y dama valenciana: Encarnación Albarracín. También fuimos el primer canal de televisión que realizó, produjo y lanzó por el cable, las exaltaciones de las dos falleras. Tanto Covachi como María nos dieron el gozo de tenerlas en los hogares de miles de valencianos, gracias a una naciente televisión.
Me vienen a la mente muchos recuerdos. Ninguna de las dos, estaban acostumbradas al medio televisivo. Y ambas, fueron evolucionando de forma que se convirtieron en el eje fundamental de la programación de PTV-Telecom. Además, sus familias eran abonadas del canal de cable, porque en sus barrios, estábamos instalados. Me vienen a mi memoria miles de imágenes, que mi retina y el cámara –Javier Vidal Miranda-, íbamos captando. Anécdotas, ilusiones, esperanzas, situaciones divertidas, y alguna que otra comprometida, pero todo fue bonito, no importaba el cansancio, las horas, el sueño, porque había que vivir junto a ellas, esos momentos de intensidad fallera y valenciana. Pero todo éste proceso vital, no hubiera sido posible, sin el equipo que formábamos PTV-Telecom. Desde los cableadores, promotores, comerciales, ingenieros, personal de administración, cámaras, realizadores, directivos, no hubiera sido posible llegar a tantos miles de valencianos. También tuve la inmensa suerte de contar con dos falleros de “raza y casta”, como son Miguel Belenguer y Marcos Soriano –con el que mantengo una buena y fecunda amistad desde esos momentos-. Ambos añadieron a mi vida, el amor, el respeto y la admiración por la fiesta fallera y sus protagonistas.
Pero volvamos a Covachi y María. Hoy siguen siendo dos bellísimas mujeres –María será madre en breve-, y Covachi, es una odontóloga, con dos niñas guapísimas y un marido excepcional, que dejaron una impronta muy especial en la vida fallera y valenciana. Sus comisiones falleras –Plaza Alfonso el Magnánimo y Visitación-Orihuela-, hicieron que su vivencia como Falleras Mayores de Valencia, fuera toda una experiencia muy grata, la más grata de sus vidas.
Contaré alguna anécdota, empezando por María, niña alegre, inquieta, divertida, amante de los animales, las fallas y Valencia –había nacido en el seno de una gran familia valenciana los Montoro-Blasco-, era como una mascletá. Al principio, su timidez, no le dejaba sacar toda la belleza interior que ya poseía. En el primer mes, era yo quien perseguía a la niña, para obtener las mejores imágenes. A partir del segundo mes, era María la que me perseguía a mí. Fue lo más bonito que le puede pasar a un periodista. Conectamos a la perfección, porque probablemente, uno sigue esa frase de Jesús: si no os hacéis como niños … Su frescura, vitalidad, belleza y sobre todo esa sonrisa entre lo pícaro y lo inocente, la hacía especial. Uno de los días que visitaba una comisión fallera del Marítimo, habían preparado un banquete de lo más rico. Ese día, como era en nosotros habitual, llegamos tarde, por una razón y no era otra que íbamos de una parte a otra de la ciudad. María tuvo el detalle, de guardarnos comida y bebida, así que cuando llegamos, pudimos reponer fuerzas.
¿Y que decir de Covachi? Pues que es guapísima por dentro y por fuera. Sencilla, exquisita, amable, elegante, distinguida, era todo detalles. Su familia nos acogió como unos más, y no sabían como agasajarnos. ¡Que importante es la familia en la vida de una Fallera Mayor de Valencia! Covachi, sabía contentar a todos los que nos acercábamos hasta ella. Nos hacía disfrutar de cada momento, a la vez que ella lo estaba viviendo. Y quiero recordar el momento de la Ofrenda de Flores. Caía un agua, impresionante. Llegamos a la Plaza de la Virgen, en concreto a la Casa Vestuario, pues totalmente mojados, e hicimos la entrevista de rigor con toda el agua, porque Covachi estaba presidiendo el acto, y todavía quedaba mucha Ofrenda. Cuando la terminamos, a todos nos caía el agua por todo el cuerpo. Covachi nos invito a pasar a la Casa Vestuario y allí nos ofreció sendas toallas, para podernos secar un poco. En ningún momento perdió la sonrisa y estuvo pendiente de nosotros, para que nos dieran algo caliente, ya que parecíamos pan en remojo.
Todo esto, y mucho más, fueron las vivencias deliciosas que un periodista vivió con dos grandes Falleras Mayores de Valencia. Gracias a las dos, a María y a Covachi, por habernos hecho vivir un reinado, que para todos fue inolvidable, y que siempre guardaremos en lo más profundo de nuestros corazones valencianos y falleros. ¡Vamos ya a por el cincuentenario!