Carlos Morenilla Mairena.
Arquitecto.
Hoy, el lanzamiento de cada nueva temporada de las más populares series de televisión genera mucha más expectación que el mejor de los estrenos de cine. #JuegoDeTronos7 vs #Dunkerque
Para el espectador, acudir al estreno de una película es siempre una apuesta incierta, sin embargo, ante su serie de televisión favorita, el usuario tiene garantizado un tipo de cine de su gusto durante los 45 minutos de media que dura cada uno de sus numerosos capítulos. Además, un capítulo puede verse cualquier día, sin embargo, para encontrar las dos horas de tiempo que dura un estreno hay que esperar habitualmente al fin de semana.
Y eso que hoy los estrenos de cine ya se ven en casa con total naturalidad. El factor sala de cine con pantalla grande ya no es una exigencia determinante. De hecho, en tu casa, te aseguras siempre una buena butaca centrada y eliminas el riesgo de un lugar incómodo en una sala abarrotada de espectadores.
Una serie muy vista en un canal de pago es el producto perfecto. Ofrece garantías de éxito a todas las partes: espectadores-consumidores, promotores-inversores y actores-trabajadores. Tanto es así, que a las grandes productoras les resulta una inversión más atractiva que una película clásica. Y ya ocurre, como en algunas producciones de cine, que los actores o directores estrella quieren ser a la vez los productores de las mismas.
Los guionistas de series de televisión se comportan como auténticos magos que sacan de la chistera tramas alternativas según responda la audiencia. Si la serie engancha, se deja la temporada abierta para otra nueva entrega. Si la serie decae, o simplemente alguno de los actores no desean renovar contrato, se cierra la historia, muere el personaje o lo resuelven de forma sorprendente.
Una serie tiene temporadas que pueden ir evolucionando con el paso del tiempo y permanecer totalmente actualizada incorporando asuntos del momento, cosa que, obviamente, no puede hacer una película de cine. La serie es el instrumento ideal para, periódicamente, repetidamente, entretener, interactuar, o incluso influir poderosamente en los gustos u opiniones de un espectador.
Ahora las series disponen de presupuestos muy altos, alcanzando niveles de calidad sorprendentes. Y se han convertido en proyectos muy apetecibles para los más consagrados profesionales del sector: actores, directores, guionistas, etc… Desde el punto de vista interpretativo, para un actor, las series ofrecen una capacidad de desarrollo espectacular, permiten construir sus personajes al detalle. Pero también sucede que actores, que antes de participar en una serie no son nadie, después de interpretar un personaje durante 50 capítulos ya prácticamente no podrán ser otro.
Empieza a ser habitual, además, que en la misma temporada de una serie cada capítulo sea dirigido por un director distinto. No supone problema alguno, incluso genera un apasionante debate entre los fans valorar las diferencias de estilo. Ello da una libertad y unas posibilidades enormes. Lo verdaderamente valioso es ya la marca, la franquicia. No es casualidad que el Cine, el de la gran pantalla, haya reaccionado y las películas más taquilleras de los últimos años pertenezcan a sagas que son casi, casi, series de capítulos de 2 horas, por ejemplo todos los estrenos de MARVEL.
Lo esencial de las series son sus entregas periódicas, sus capítulos. Es una metodología ideal para tener en vilo a sus fans que se convierten en cómplices activos de su promoción en redes sociales comentando aspectos de las mismas con populares “hashtags o etiquetas”: #GoT #GameOfTrones #WinterIsComing #TWD #TheWalkingDead #HouseOfCards #MadMen #Fargo #RayDonovan #TBBT #HIMYM
Los “spoilers o destripes” (descripción que desvela una parte que puede llegar a ser importante de la trama de una serie, programa de televisión, película, libro, etc., antes de su estreno), son ya una estrategia publicitaria totalmente intencionada y planificada en las campañas de promoción de las nuevas temporadas de una serie. Como anécdota, el ex presidente de los EEUU, Barack Obama, pidió en su popular cuenta de twitter que nadie le desvelase con “spoilers” la trama de la segunda temporada de la serie House Of Cards.
Una serie con muchos capítulos y temporadas es capaz de generar una gran variedad de personajes. En ocasiones, el protagonismo que adquiere un personaje secundario, ha acabado provocando que se cree una nueva serie específica para él, una serie derivada de la original, un “spin off”. En “Breaking Bad”, una de las series más vistas de la historia, conocimos a Saul Goodman, el abogado del protagonista Walter White. Hoy “Better call Saul” ya cuenta con 3 temporadas exitosas y una cuarta en camino.
El posicionamiento SEO en Internet de una serie, con sus sucesivos capítulos y temporadas, hace muy difícil que el lanzamiento de un estreno de cine pueda eclipsarla. Las webs y cuentas oficiales en redes sociales de las series logran inundar de contenidos Internet de forma masiva.
Las series siempre estuvieron ahí, pero se las despreció como un género menor en la industria del cine. Ahora se han reinventado, se han equipado de los mejores medios para convertirse en un poderoso y lucrativo instrumento de entretenimiento. Por el contrario, el cine convencional parece que tiene la batalla perdida. Sin duda ha llegado el momento de que se reinvente a su vez e incorpore nuevos elementos que no estén al alcance de las series y lo diferencien.
Desde el punto de vista sociológico se puede llegar a muchas conclusiones sobre este fenómeno televisivo de las series, daría para muchos capítulos, perdón, artículos.