Magdalena Jiménez
Empresaria
@brigate
Se puede no estar a favor de las reivindicaciones técnicas de la asociación de víctimas del metro, pero es incomprensible que alguien no empatice con esas víctimas que no son más que afectados y familiares de personas que sufrieron en sus carnes el más terrible accidente en un metro de la historia de nuestro país.
Hace ya 7 años, como con el atentado del 11/09 en las Torres Gemelas más o menos todos recordamos que estábamos haciendo aquel 3 de Julio del 2006 a las 13:03h.
Yo como muchos de los valencianos fui víctima de la manipulación mediática de C9, o quizás yo más, a esa hora estaba haciendo labores de coordinación en el Centro Internacional de Prensa (IBC) habilitado para más de los 4.000 periodistas que iban llegando al Museo Príncipe Felipe con motivo de la visita del Papa Benedicto.
Allí todas las pantallas disponibles para la información a los periodistas internacionales las pusieron automáticamente con C9, la noticia del accidente se comentaba, pero no fue un impacto entre las personas que estábamos allí ultimando la logística del Centro y los voluntarios. Para nada fuimos conscientes en ningún momento de la envergadura de la tragedia.
Con el tiempo las noticias en todos los medios valencianos han sido muy parcas, ya no solo en C9, también la prensa escrita ha ido sacando informaciones relacionadas a cuentagotas y en su mayor parte pasado por alto la lucha por esclarecer los hechos de las familias de esas 90 víctimas, 43 muertes y 47 heridos.
Los temas técnicos es obvio que yo no puedo entrar a valorarlos, sobre todo porque mis conocimientos sobre el tema son escasos, pero si voy a entrar en el factor humano, donde incluyo la irresponsabilidad política de las personas que están en las instituciones valencianas, cuya misión es gestionar y ser responsables de esa gestión, y sobre todo acompañar y dar apoyo a personas que sufren debido a decisiones que se toman dentro de esa administración
Cuando uno usa cualquier tipo de servicio público, y sobre todo cuando es en temas como sanidad y transporte, uno espera que la administración no escatime en seguridad, que se haga cargo de cualquier inconveniente, que las personas responsables sean conscientes que la vida de uno la está poniendo en sus manos. Mantener altos los niveles de confianza y satisfacción del usuario debería ser preocupación máxima en la gestión de lo público.
En el accidente del metro de Valencia ha sucedido todo lo contrario, es inadmisible el abandono y la falta de amparo de las víctimas de aquel accidente. Como mínimo son 90 familias las que sufren por un accidente o negligencia ocurrida en un vehículo de transporte público, del cual como mínimo existen dudas sobre su excelencia en materia de seguridad. La cadena de despropósitos no acaba ahí, durante las investigaciones parece que desde instancias gubernamentales se aleccionó a las personas que iban a declarar sobre el accidente sobre lo que debía decir.
Un síntoma de la falta de sensibilidad con las víctimas de lo sucedido, es que pese a las dudas que levantó el accidente, Francisco Camps, entonces Presidente de la Comunidad Valenciana, dejó de serlo por razón del caso Güertell y su imputación, nunca recibió a los familiares y víctimas de ese accidente.
El entonces conseller de Infraestructuras José Ramón García Antón, continuó con su carrera política hasta su fallecimiento en 2009, nunca vio peligrar su sueldo público aunque solo fuera por el hecho de ningunear las dudas de numerosos técnicos y el sufrimiento de las víctimas.
A día de hoy, Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, sigue enviando gente para contradecir a la AVM3J (asociación de víctimas) en los lugares donde intentan explicar su postura sobre el accidente, creando situaciones tensas y queriendo sembrar dudas sobre personas como Beatriz Garrote que perdió a una hermana en la Linea 1 aquel día.
Este tema debe ser un tema crucial en el futuro, y debe ser condicionante en la futura política valenciana, todas esas víctimas y cada uno de los usuarios del transporte público, tenemos derecho a que se produzcan dos investigaciones que hasta ahora no se han llevado a cabo, una técnicamente independiente que analice todas las causas del accidente, y otra en las Cortes Valencianas, que lleve a los responsables políticos de aquella época a asumir sus vergüenzas y que con la verdad se restituya dignidad de los afectados.
VLC Ciudad/Redacción