Carlos Morenilla Mairena.
Arquitecto.
El contador de población mundial a tiempo real de “countrymeters” (http://countrymeters.info/es/World) establece el número total de personas en el mundo en 7.534.853.558 ahora a las 17:02 p.m. del 15 de Julio de 2017.
Y mientras escribo, sigue subiendo a razón de casi tres personas por segundo, descontando ya las muertes que se producen simultáneamente.
La gráfica de evolución de la población mundial a lo largo de la historia muestra en los últimos 500 años un incremento exponencial con una tendencia final casi vertical. Los analistas realizan pronósticos que auguran que en el año 2100 sobrepasaremos la cifra de 10.000 millones de habitantes.
Cuando se ahonda en este tipo de noticias, lo primero que uno se pregunta es si existe un límite teórico a todo este crecimiento. Si la Tierra es capaz de soportar indefinidamente este ritmo.
Vayamos por partes. ¿Cuánto espacio y recursos necesita una persona de media? Si fuésemos capaces de responder a esa pregunta podríamos comparar el volumen de la población mundial con los metros cuadrados de tierra firme y recursos naturales disponibles para llegar a una conclusión tan sensacionalista como inútil.
No todo el mundo vive igual; el espacio y los recursos naturales no están repartidos de forma igualitaria; y el crecimiento de la población tampoco se incrementa homogéneamente a lo largo del territorio. Hay regiones con un descenso constante y otras en las que el aumento es tan rápido que no se puede ni tan siquiera censar, se calcula en base a algoritmos estadísticos.
En la Historia de la Tierra nada ha aumentado de tamaño de forma indefinida. La naturaleza terrestre no es infinita. La única excepción, por ahora, es la población humana.
En Internet es fácil encontrar referencias que aseguran que importantes organismos internacionales abordan este tema en secreto, clandestinamente, de forma periódica. Y en el imaginario cinematográfico, sorprendentemente aceptado por muchos, se producen actuaciones destinadas a reducir drásticamente la población en áreas localizadas: virus, guerras y demás historias para no dormir.
Por otra parte, actualmente ya existen iniciativas empresariales que investigan la expansión de la civilización humana más allá de nuestro planeta, concretamente en Marte.
Esto me recuerda el interés por las dietas de adelgazamiento. Una persona gorda que desea adelgazar, siempre tratará de buscar una dieta rápida que no le haga pasar hambre y con la que no sufra mucho. Si, además, esa dieta le permitiese comer todos los alimentos que más le gustan, entonces, ya tendríamos un producto estrella con el que hacer un buen negocio. Por el contrario si uno quiere adelgazar de forma contundente, no perjudicar su salud y no volver a engordar en cuanto acabe la dieta, necesariamente tendrá que cambiar de hábitos. Comer de forma más saludable, hacer ejercicio y que en el balance del tiempo y el esfuerzo vaya quemando calorías hasta llegar a su peso deseado. Y después mantener esas condiciones de vida.
Para la sostenibilidad de la población mundial, nos encontramos con el mismo dilema. Más importante que cuántos somos, es cómo vivimos. Las soluciones mágicas de las dietas milagro, las pastillas quema-grasas, o los viajes a marte, no son una solución verosímil, son, sobre todo, un negocio oportunista.
Si nuestra relación con el entorno es más sostenible y responsable, seguro que tendremos más opciones. Si “ingerimos menos calorías”, es decir, consumimos menos espacio y recursos naturales, seguro que será más fácil mantener el equilibrio con nuestro entorno durante más tiempo.
En un escenario de incremento de la población como el que sufrimos, la gestión del espacio es un tema capital. Es mucho más sostenible el modelo de metrópolis urbana con grandes rascacielos, que concentra en muy poco espacio un gran volumen de población, que el modelo de urbanización de unifamiliares. Necesitamos preservar el máximo de superficie natural virgen. Pero para ello hay que avanzar en la investigación y desarrollo de energías renovables y, sobre todo, “limpias”.
La estrategia de la sostenibilidad, es un primer paso para afrontar el rápido crecimiento de población, sigue sin ser una solución definitiva, pero sí es más responsable que ninguna otra de las que hasta ahora podemos plantearnos.
No podemos seguir exprimiendo el planeta como si fuera una naranja.
Ahora, en el promedio de tiempo que se tarda en leer este artículo, el contador de la población mundial ya marca 712 personas más.