Yolanda Damiá
Periodista.
Especialista en Deportes
A las puertas del arranque de la nueva temporada futbolística y, tras despotricar en mi “portal” personal sobre los horarios, el caudillismo y la infinidad de sombras que rodean el diseño del campeonato por parte de la LFP, he considerado mucho más interesante para los lectores de VLCNOTICIAS.COM ensalzar aquí aquello que ni la patronal de los clubs, ni la televisión, ni tan siquiera el cacique del Sr. Tebas ha podido agrietar: la ilusión del aficionado.
Ese es el único motor que permite afrontar la llegada de la temporada con esperanzas de disfrutar, a pesar de la bipolaridad de una competición que tiende a castigar en Europa la soberanía que presentan en casa R. Madrid y Barcelona (6 meses sin rival en casa y compitiendo al 40% te pasa factura en abril y mayo y sales fuera de Champions sonrojado); a pesar del descabellado establecimiento de horarios; a pesar del taladro mediático que inunda a veces en demasía con informaciones mindundis los med-com deportivos y no tanto…A pesar de todo, vuelve el fútbol, sí vuelve aunque parezca que no se ha ido nunca. Y lo hace siempre con las mejores intenciones y con esperanzas. En la parilla de salida todos los objetivos son ilusionantes.
Ilusión, esa es la única razón que esta misma semana ha llevado a miles de seguidores valencianistas a pasar hasta tres horas a 30º de temperatura bajo un sol de agosto para conseguir un abono en Mestalla.
Ilusión es el baluarte que ha conseguido reavivar el perfecto matrimonio entre el equipo y la entidad que es el Levante UD y su afición, capaces de superar el desafecto que se apuntó en las últimas jornadas de la pasada liga.
Ilusión de una afición a la que todavía le quedaba soportar el mazazo que va a suponer la salida de Iborra, emblema de lo que ha representado el sentimiento granota el último lustro. Un capitán que lo ha sido en vestuario y ante la grada por siempre. Porque siempre quedará para el recuerdo del aficionado levantinista la imagen de Ibo en lo alto de la Fuente de las Cuatro Estaciones eufórico tras la clasificación europea del equipo. Toda la suerte del mundo, allá donde su trayectoria profesional lo lleve, para una de las mejores “buenas personas”, en el sentido más machadiano de la expresión, que personalmente me he topado en este mundo del fútbol.
Un fútbol que es esa religión “benévola que hace muy poco daño” según Manuel Vázquez Montalbán, donde “los estadios parecen catedrales, los aficionados adoran los colores de su equipo y los protagonistas del espectáculo, condicionados por el mercado, se han convertido en portadores de mensajes publicitarios, en auténticos iconos mediáticos”.
En esto se ha convertido el fútbol, en uno de los pocos fanatismos permisibles para una sociedad que se aferra a cualquier atisbo de ilusión que pueda amortiguar la dureza de su cotidianeidad.
Solo por eso, y a pesar de luchar siempre con quienes demonizan este deporte jaleados por los intereses económicos que han envilecido a este deporte, VIVA EL FÚTBOL y prepárense que esto arranca ya…