Paco Varea
Periodista / Coordinador de Redacción de VLC Ciudad
Los orígenes de los granaderos en la Semana Santa Marinera se remontan a las huestes del ejército de Napoleón. Su presencia en las procesiones de la Semana Santa Marinera, gallardos y elegantes, siempre han despertado admiración y curiosidad a la par.
La Semana Santa Marinera está de efemérides: el bicentenario de la presencia de granaderos del Ejército de Napoleón en las procesiones de la Semana Santa Marinera de Valencia y, en concreto, de Vilanova del Grao. Fue allí y en Valencia donde tenían lugar los actos procesionales y donde miembros de la tropa francesa escoltaron a las imágenes religiosas de igual forma que años atrás lo hacía los tercios de Granaderos del Ejército Español. Se conmemora, pues, en 1812 el hecho histórico de su presencia que ordenó el comandante de la plaza siguiendo mandato del General Suchet.
Hemos de remarcar lo de la presencia porque Suchet manda continuar una costumbre del Ejército Español para congraciarse con el pueblo valenciano.
La participación de los granaderos en las procesiones se remonta a la primera mitad del siglo XVII cuando el Corregidor e Intendente General de Valencia, Rodrigo Caballero, mandó levantar en el paseo de la Alameda, a la altura de donde hoy hay una cruz símbolo del Vía Crucis, una ermita en forma de óvalo dedica a la Virgen de la Soledad y encomendó su custodia y conservación a los Religiosos Descalzos de San Francisco de Asis. El edificio fue el segundo dedicado a la imagen mariana.
La edificación estaba a unos 800 metros de las Torres de los Guardias y en otro punto cercano estaba La Casa de las Armas transformada años después en Ciudadela.
Pues bien la existencia de lo uno, la ermita, y de lo otro, la ciudadela, fueron dos puntos esenciales para que durante la semana de Pasión la Virgen de la Soledad se llevara a través de acequias, caminos fangosos e incluso por otros terrenos y sin luz o con la sola de las antorchas hasta las barracas ubicadas a la orilla de la mar de las partidas del Grao, Canyamelar y Cabanyal donde tenía lugar la Semana Santa.
Es en esa mitad del siglo XVII cuando el comandante de la Ciudadela ordenó que una guardia de granaderos del Ejército Español escoltara a la imagen en su peregrinar para prevenir a la comitiva de bandoleros, animales salvajes y otros peligros. Es desde ese tiempo cuando la imagen lleva como guardia al cuerpo de granaderos.
A partir de 1814 es cuando los vecinos del Grao debieron colocarse los uniformes de los franceses para dar escolta a la imagen. No existe un documento escrito que pruebe esa fecha pero sí que en dos ciudades portuarias existen agrupaciones de granaderos con un elemento común: en los dos había almacenes donde se guardaban los enseres de la tropa y, entre ellos, los uniformes.
Falso es que los vecinos y moradores de Vilanova del Grao expulsaran al francés porque sus tropas después de estar durante algo más de un año, desde enero de 1812 a 1813, se marcharon sin problema alguno. Más bien quedaron elementos en almacenes y los vecinos los cogerían como de vestir en esas cofradías.