El próximo jueves, 21 de noviembre, se presenta la nueva producción expositiva del Museo de Prehistoria ‘Villa Cornelius’.
La muestra recreará la magnificencia y el esplendor de una gran finca rústica romana, descubierta fortuitamente en 2003 en l’Ènovadurante las obras del trazado del AVE Madrid-Valencia.
Tras el hallazgo se realizó una excavación arqueológica de urgencia, en 2004, dirigida por los arqueólogos Rosa Albiach, Elisa García-Prósper y Aquilino Gallego, quienes se han encargado también del comisariado de la exposición.
Los trabajos arqueológicos pusieron al descubierto una superficie de 3.000 metros cuadrados correspondiente a una villa rústica de época romana, con una zona de vivienda o pars urbana y un área artesanal y de almacenaje o pars rústica, dedicada al procesamiento del lino, propiedad de Publius Cornelius Iuniani.
Publius Cornelius Iuniani, un influyente ciudadano de Saetabis
Los hallazgos epigráficos durante la excavación evidenciaron que Cornelius fue un personaje rico y bien relacionado procedente de las gens más influyentes de la aristocracia local de Saetabis, los Cornelii y los Iunii.
Su residencia habitual estaría en la ciudad de Saetabis, donde dedicó una inscripción honorífica sobre un pedestal ecuestre a su hermano Marco Granio Superstes, cuando éste ya había muerto, en época Antonina (96-193). Otro de sus hermanos vivó en Roma donde se halló una inscripción que le hacía mención C. Cornelius C. f. Iunianus ex Hispània citeriore Saetabistanus.
Una villa de con casi 2.000 años de historia
La villa se construyó entre los años 65 y 75 d.C. para la explotación de unas tierras, además de poder contar una gran residencia donde pasar temporadas de descanso.
El producto elegido fue el lino, cuyo éxito estaba garantizado ya que desde época republicana existían talleres en Saetabis que tejían con este hilo telas de excelente calidad, muy afamadas en el imperio romano y mencionadas en diversos textos clásicos de la época como Plinio (Historia Natural XVIII, 165; XIX, 9), Catulo (Carmina XII, 14,17), Gracio Falisco (Cynegetikon, XL-XLI) y Silio Italico (Bellum Punicum, 372-375).
Según la comisaria Rosa Albiach, “sabemos que ésta fue la actividad de producción por las balsas para su procesado y el resultado del análisis de su mortero que mostró fibras de lino y de esparto”.
Este trabajo lo realizaron los esclavos y libertos que vivieron en la villa de los cuales conocemos algunos nombres por la epigrafía encontrada: los esclavos Leonas y Natalis y los libertos Rhodine, Vib(ius) Eutychus i Inve[—].
Laboriosa restauración de las piezas
Tal como comentó María Jesús Puchalt, la exposición exhibirá, por primera vez, los materiales hallados que han sido investigados durante años y compartidos con la comunidad científica a través de una publicación, “pero nunca han sido mostrados al público”.
“Estoy convencida de que el público quedará asombrado ante la belleza de esta magnífica exposición en la que los técnicos del Museo de Prehistoria llevan trabajando durante años, ya que previamente ha sido necesario restaurar las piezas, algunas de las cuales, como un gran mosaico de teselas o el propio pavimento que ya podemos admirar, conllevan muchas horas de dedicación”, manifestó la diputada de Cultura.
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