Hace dos años el gobierno de EE UU había limitado el uso de chimpancés en la investigación médica. Esta semana, esta práctica ha llegado a su fin. El director de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU ha anunciado que los 50 animales que seguían estando disponibles para la ciencia serán enviados a santuarios. En Europa, los grandes simios como los chimpancés no se han utilizado en investigación desde 1999, aunque su uso sigue estando autorizado bajo ciertas condiciones.
Después de que en 2013 los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIH, por sus siglas en inglés) retiraran el uso de 310 chimpancés, bajo la recomendación de la Academia Nacional de Medicina de EE UU, los institutos mantuvieron una colonia de 50 ejemplares, que únicamente serían usados en casos extremos de emergencia de salud pública.
Ya no existe ningún motivo que justifique el uso de estos 50 animales en la investigación médica invasiva
A esta limitación se unió en junio pasado la del Servicio Estadounidense de Pesca y Vida Salvaje, al otorgar a estos simios de laboratorio la protección de especie amenazada. Esto impidió a los científicos estresar a los animales, salvo que este servicio considerara que el uso de chimpancés salvajes fuera realmente necesario.
Durante estos dos años, los investigadores han podido seguir con estudios no invasivos sobre el comportamiento con chimpancés de los NIH y otros. No obstante, en la actualidad para los NIH ya no existe ningún motivo que justifique el uso de estos 50 animales en la investigación médica invasiva.
Pero ciertas enfermedades que afectan a los humanos “solo se han podido reproducir en el modelo del chimpancé gracias a su grado de semejanza”, asegura a Sinc Emma Martínez Sánchez, de la Asociación Europea en Defensa de la Investigación con Animales (EARA, por sus siglas en inglés).
Es el caso de la hepatitis C, enfermedad que afecta al hígado causando cirrosis. “Hasta hace relativamente poco, no era posible el cultivo del virus de esta enfermedad en las condiciones del laboratorio, por lo que solo se podía estudiar en modelos animales. Pero en 2005, se consiguió inmortalizar las células de un paciente japonés con hepatitis C para usarlas en investigación para entender el ciclo de vida de este virus”, apunta Martínez.
A medida que los descubrimientos han ido avanzando, “se ha permitido el desarrollo de métodos alternativos que no requieren el uso de chimpancés”, declara la experta de la EARA.
Así ha ocurrido en EE UU: “Nos hemos distanciado del momento en el que considerábamos a los chimpancés esenciales a la investigación médica”, ha señalado Francis Collins, director del NIH en un comunicado enviado esta semana. Ahora, a pesar de la decisión, se tardarán varios años en reubicar a los chimpancés.
La prioridad será transferir 20 chimpancés desde el Centro Nacional de Investigación de Primates del Suroeste en San Antonio (Texas) hasta el Chimp Heaven, un santuario creado por el gobierno en Keithville (Luisiana). Los siguientes serán los 139 animales que se encuentran en el Centro Anderson de Investigación del Cáncer de la Universidad de Texas.
Collins ha solicitado el desarrollo de planes para el traslado de estos primates, ya que pocos santuarios pueden albergar a chimpancés de investigación, y muchos de los que sí pueden –como el Chimp Heaven– están casi al límite de su ocupación. Desde la decisión de 2013, el NIH se encargaba además del mantenimiento de 82 chimpancés del centro de investigación de San Antonio, a pesar de ya no ser propietario de los primates.
La investigación con chimpancés en Europa
Aunque EE UU ha tomado esta decisión definitiva en el uso de chimpancés, en Europa la utilización de simios antropoides (similares al ser humano) se sigue permitiendo para investigaciones dirigidas a la conservación de esas especies, según la Directiva Europea 2010/63/EU3.
“El desarrollo de una vacuna contra el virus del Ébola para chimpancés y humanos se puede ver ralentizada”, dice Martínez
Pero también en los casos en que “esté relacionado con una enfermedad incapacitante o que ponga en peligro la vida del ser humano, sin que exista ninguna otra especie o método alternativo que satisfaga los requisitos del procedimiento”, informa a Sinc Martínez Sánchez.
En este sentido, “la decisión de EE UU preocupa a la comunidad científica puesto que para desarrollar tratamientos específicos para la conservación de la especie, y que a su vez también pueden beneficiar a humanos, se requiere el uso de modelos animales en laboratorio”, dice la experta.
Un ejemplo que ilustra la situación es el virus del Ébola que se estima ha eliminado un tercio de la población salvaje de chimpancés y cuya epidemia en humanos empezó en 2014 en países del África occidental.
“El desarrollo de una vacuna contra el virus del Ébola, tanto para chimpancés como para humanos, se puede ver ralentizada por esta nueva normativa pues conseguir licencias para experimentación con estos animales será mucho más complicado”, zanja Martínez.
Sin embargo, según el último informe de la Comisión Europea sobre el uso de animales en experimentación, en Europa no se han utilizado en investigación grandes simios, entre los que se incluyen los chimpancés, desde 1999.