El canto de apareamiento de los colibríes es extremadamente complejo. A una distancia de pocos kilómetros, los dialectos de este pájaro son muy distintos. Los científicos piensan que esta diversidad favorece un aislamiento reproductivo, de manera que las hembras prefieren a los machos locales y se van creando comunidades cada vez más diferenciadas del resto. Sin embargo, un estudio de investigadores de México indica que las divergencias acústicas y genéticas no guardan relación y, por lo tanto, la variedad de cantos puede responder en realidad a una “selección social”.
De las 330 especies de colibríes que existen, hay 30 que forman leks, un término que procede de la palabra suecalekstálle, que significa “lugar para aparearse”. Para los científicos, un lek es el espacio donde los machos se reúnen en asambleas de cantos durante la época reproductiva, de enero a junio, y buscan atraer a las hembras compitiendo entre sí.
El colibrí de cola hendida (Campylopterus curvipennis) es una de las especies que muestran este comportamiento y Juan Francisco Ornelas, investigador del Instituto de Ecología (Inecol) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de México, lleva años estudiándola.
“Sus cantos son fuertes, agudos y prolongados”, apunta el experto, “hemos documentado la existencia de más de 250 sílabas”. A lo largo de los años, su equipo ha descubierto que la distancia geográfica marca grandes diferencias acústicas y que “no solo los cantos de los machos difieren entre leks, sino que también lo hacen entre grupos de machos dentro de un mismolek, formando vecindarios locales”.
El canto de los colibríes y el de otras aves es aprendido, es decir, no viene predeterminado por los genes, algo ya demostrado por diversos estudios. En teoría “la divergencia entre las señales de apareamiento podría afectar a la estructura genética de las poblaciones” si las hembras solo se fijan en los machos que dominan su dialecto, lo que implicaría una selección con consecuencias evolutivas. Sin embargo, una investigación que publica PLOS ONE en su edición de hoy indica que la variabilidad genética de esta especie en diversos puntos de la geografía mexicana no guarda relación con la diversidad de sus cantos.
Aprender el dialecto para ser aceptado
Este resultado apunta a que a la hora de aparearse entre colibríes se produce una adaptación social. “Pensamos que un individuo solo es aceptado y obtiene territorio para poder cantar si aprende el dialecto del lek”, señala el investigador, y esto sugiere que el factor determinante sería la relación que establecen los machos entre sí. De hecho, en experimentos con grabaciones, los individuos responden de forma más fuerte ante las señales de sus vecinos más cercanos.
Este resultado apunta a que a la hora de aparearse entre los colibríes se produce una adaptación social
“Nuestra conclusión es que la evolución y la divergencia en los cantos de estos colibríes han sido inducidas por la selección social”, resume Juan Francisco Ornelas, y que “no se ha generado la diferenciación genética esperada”, dado que no hay barreras geográficas que limiten la movilidad de estas aves y que aprenden el canto una vez de que se dispersan los individuos jóvenes. Además, las diferencias entre poblaciones pueden generarse en periodos de tiempo relativamente cortos “a través del aprendizaje y la evolución cultural”.
Estudiando sonogramas
Los investigadores registran los cantos de los colibríes durante varios días gracias a micrófonos direccionales y grabadoras especiales que recogen las señales de baja frecuencia con niveles de ruido ambiental bajos. A través de programas informáticos, estas grabaciones son transformadas en sonogramas o representaciones visuales del sonido que permiten analizar los matices del complejo lenguaje de las aves.
Después de la publicación de este trabajo, aún quedan muchas incógnitas por despejar. ¿Por qué se molestan estos colibríes en producir señales acústicas tan complejas? ¿Qué están comunicando? Los investigadores se preguntan también si los colibríes vecinos que cantan de forma muy parecida son familia cercana. Si fuese así, podría tratarse de una estrategia para favorecer el éxito reproductivo de un pariente.
Si no lo fuera, la estrategia podría consistir en adoptar el canto del vecino más cercano para reducir el nivel de agresiones hacia el intruso y permitir su ingreso al lek, lo cual confirmaría la idea de que existe una selección social. La secuenciación del genoma completo de los pájaros, no solo de ciertas regiones, ayudará a encontrar respuestas en próximos estudios.
Referencia bibliográfica
Gonzalez C, Ornelas JF (2014). Acoustic Divergence with Gene Flow in a Lekking Hummingbird with Complex Songs. PLoS ONE 9(10): e109241. doi:10.1371/journal.pone.0109241