Valencia Noticias | Agencias.- Parece que ha pasado mucho tiempo desde que Repsol salió de aguas de Canarias, tras haber realizado “supuestamente” prospecciones en busca de petróleo, sin embargo apenas cinco meses nos separan de ese momento. La amenaza de las empresas petroleras y del Gobierno dispuesto a facilitarles la tarea sigue latente.
Hoy el barco Arctic Sunrise, que vivió en Canarias el asalto de las lanchas de la Armada en misión de escolta de la multinacional Repsol, está en el Mediterráneo frente a la plataforma Casablanca de su propiedad.
Esta es la única instalación en aguas españolas que extrae actualmente crudo. A penas 8.000 barriles al día que sirven para justificar una bomba de relojería a puertas del espacio protegido del Delta del Ebro, según la ONG Greenpeace.
Con un historial de vertidos en la zona que obligaría a cerrar cualquier empresa en Europa, el Gobierno de España acaba de autorizar a la petrolera a realizar nuevas prospecciones en la zona para posiblemente abrir más pozos.
Los activistas han desplegado varias pancartas con el lema ‘Prospecciones-NO’ y ‘El medio ambiente importa’ frente a Casablanca, para denunciar como nuestro gobierno sigue anclado en una política energética propia del siglo pasado.
Su perseverancia y apoyo a los intereses económicos de empresas contaminantes hace difícil que España pueda retomar el camino que la había convertido en el líder mundial en desarrollo y producción de energías renovables.
Para la organización ecologista Greenpeace, “ha llegado el momento de cambiar: el intenso rechazo a las prospecciones en Canarias, Baleares, Valencia y Andalucía, o el clamor general contra la extracción de gas mediante fracking (fracturación hidráulica) son magníficos ejemplos de lo que reclama la ciudadanía, cada vez más alejada de su Gobierno”.