Científicos del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva del Parc Científic de la Universitat de València han descrito por primera vez la relación existente entre los diversos colores que presenta una especie de lagartija (Podarcis muralis), típica del norte de la península Ibérica, y sus preferencias de apareamiento, en una investigación que revela que esta especie se inclina por aparearse con las que presentan el mismo color.
La ‘Podarcis muralis’ puede tener tres colores diferenciados en su vientre (blanco, amarillo y naranja), además de varias combinaciones entre ellos, un fenómeno conocido como policromatismo. Los investigadores han descubierto que la mayor parte de los apareamientos de estas lajartijas se produce entre ejemplares del mismo color. Las conclusiones de este estudio se acaban de publicar en la revista ‘Behavioral Ecology’.
El equipo del Institut Cavanilles hizo un seguimiento durante seis períodos reproductivos consecutivos (2006-2011) de una población de Podarcis muralis en la Cerdanya, en el Pirineo catalán. Los investigadores estudiaron el desarrollo de la coloración desde el nacimiento de los animales hasta su madurez sexual ya que las lagartijas llegan a un color definitivo en la época adulta y, en el caso de las hembras, sólo afecta la parte baja de la cabeza, mientras el resto del vientre permanece blanco.
Además, los científicos valencianos incorporaron una técnica muy nueva en este campo, la espectrofotometría de reflectancia. “No hemos estudiado la coloración de los animales a través de fotografías u otros métodos subjetivos de medida del color, sino que hemos analizado físicamente la coloración de la piel de las lagartijas, midiendo su espectro de reflectancia, lo que nos ha permitido tener en cuenta las particularidades visuales de esta especie, como es la visión en el espectro ultravioleta, un tipo de luz que nosotros no podemos percibir”, ha argumentado el investigador principal del proyecto, Guillem Pérez i de Lanuza.
Los polimorfismos en general (el policromatismo es un tipo) plantean un “gran desafío” a los biólogos que desde hace algunas décadas se esfuerzan por descubrir los mecanismos evolutivos responsables de su origen y mantenimiento. El policromatismo -coexistencia de individuos de varios colores en una misma población- de algunas especies de lagartijas se detectó a los EEUU hace unos 15 años en el género Uta.
Recientemente, investigadores italianos y franceses encontraron policromatismos parecidos en el género Podarcis, pero nunca anteriormente, ni a los EEUU ni en Europa, se había vinculado el color a la elección de pareja. El trabajo de los investigadores del Institut Cavanilles aporta una “nueva variable” en la ecuación del policromatismo en las lagartijas. Los científicos valencianos se preguntaron por qué en esta especie se mantiene una variabilidad tan elevada de colores, cuando, en teoría, la selección natural promueve la adopción de solo aquella coloración que resulta más eficiente, menos costosa o más atractiva.
VLCCiudad/Redacción