Los humedales de Doñana, la Gran Barrera de Coral en Australia y la selva amazónica, sitios inscritos en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, están amenazados por el cambio climático, pero también por otros problemas locales que podrían evitarse con una gestión local efectiva. Así lo expone un equipo de científicos en Science.
Las marismas del Parque Nacional de Doñana en el sur de España son el lugar de invernada más importante en Europa de aves acuáticas, con más de medio millón de ejemplares. Cuenta además con varias especies endémicas de invertebrados y plantas acuáticas, y el sistema de charcas temporales más importante de Europa. Sin embargo, a pesar de pertenecer a la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, el parque no está exento de amenazas.
Un trabajo, publicado esta semana en Science y que cuenta con la participación de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), recopila y alerta de las amenazas del parque español y las de otros dos sitios Patrimonio Mundial de la UNESCO como la Gran Barrera de Coral (Australia) y la selva amazónica, y propone mejorar la gestión local para reducir los impactos provocados por el aumento de las temperaturas.
“Poner una valla alrededor del área del parque de Doñana e impedir visitas indeseadas ya no es suficiente”, dice Scheffer.
“Poner una valla alrededor del área del parque de Doñana e impedir visitas indeseadas ya no es suficiente para preservar este valioso ecosistema”, dice a Sinc Marten Scheffer, director en el departamento de ecología Acuática y Gestión de la Calidad del Agua de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), y autor principal del trabajo. “Dos problemas que vienen de fuera de sus límites afectan al parque y al actuar junto al cambio climático lo ponen más en peligro”, añade el experto.
Además, afectan al parque español la entrada de nutrientes por el uso de abonos y aguas residuales, y la pérdida de aportes de agua por la extracción de agua subterránea lo que empeora la calidad del agua de sus humedales. Como consecuencia, están brotando algas tóxicas y se está expandiendo una especie exótica de helecho flotante, favorecida por el aumento de la temperatura, que pone en peligro a otras plantas y animales endémicas. “Estos problemas deberían resolverse de manera urgente”, alerta Scheffer.
“Los gestores podrían reducir la disminución de la entrada de nutrientes así aumentar la resistencia de los humedales al cambio climático”, explica Andy Green, profesor de investigación en la EBD y uno de los coautores del artículo. Entre las medidas contra la eutrofización en Doñana, Green destaca la reducción en el uso de abonos, la mejora de las depuradoras de aguas residuales y el cierre de los pozos sin permiso que reducen los aportes de agua a los arroyos que entran en la marisma.
Ecosistemas imprescindibles
Los tres sitios examinados –Doñana, Gran Barrera de Coral y Amazonas– no solo revisten de importancia local sino también global. “Estos tres ejemplos de ecosistemas icónicos desempeñan un papel crítico para mantener la biodiversidad global. Si estos sistemas colapsan, podría significar la extinción irreversible de las especies”, señala Scheffer.
“Si estos sistemas colapsan, podría significar la extinción irreversible de las especies”, señala el experto
La selva amazónica, por ejemplo, ayuda a regular el clima a escala mundial. Pero el aumento de temperatura y las sequias agudas son sus amenazas que, junto a la tala de árboles, podrían convertir la selva en un bosque más seco, pobre en especies y más susceptible a los incendios. Los científicos proponen frenar la tala de árboles y acelerar la regeneración de la selva para evitar una transformación drástica.
La Gran Barrera de Coral, por su parte, está amenazada por la acidificación del océano y el blanqueo de los corales, ambos provocados por el aumento de emisiones de CO2. Amenazas locales como la sobrepesca, el aumento de nutrientes en los ríos y la ampliación de los dragados para favorecer los puertos de carbón reducen la resistencia del arrecife a la acidificación y al blanqueo.
Según los autores, urge que las administraciones y la sociedad reduzcan las amenazas locales que afectan a estos ecosistemas. Para los expertos, estos esfuerzos complementarían acciones más amplias para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Las opciones para la gestión local son claras y relativamente baratas. Los países deben aprovechar esta oportunidad, sobre todo cuando se trata de ecosistemas de importancia vital para mantener la biodiversidad global”, concluye Scheffer.
Referencia bibliográfica:
Marten Scheffer, Scott Barrett, Stephen R. Carpenter, Carl Folke, Andy J. Green, Milena Holmgren, Terry P. Hughes, Sarian Kosten, Ingrid A. van de Leemput, Daniel C. Nepstad, Egbert H. van Nes, Edwin T.H.M. Peeters y Brian Walker.“Creating a Safe Operating Space for the World’s Iconic Ecosystems” Science 347: 622820 marzo de2015.