La escritora Flavia Company pasó por Valencia a promocionar su nuevo libro, ‘Por mis muertos’ (Páginas de Espuma, 2014). Su obra es un compendio de cuentos que profundiza en parcelas como la infancia, el amor, la traición, la pérdida, los viajes de ida y vuelta…, conformando un relato sólido sobre la realidad y la ficción y sobre la identidad del ser y no ser.
Historias, aparentemente fragmentas, que construyen un poliédrico retrato de lo que somos y creemos ser. Company charló con El Péndulo de VLCNoticias sobre su universo literario y su personal mirada sobre la herencia que recibimos en nuestra construcción personal y terminamos proyectado en nuestro propio relato vital.
El Péndulo: Aunque es un libro de cuentos, que parece brindar un matiz autobiográfico, la realidad de una vida se basa en la reinterpretación, ¿verdad?
Flavia Company: Sí, sí. La respuesta, sin dudas, es la de encontrar ese lugar en el que sueño y realidad se juntan y se proyectan hacia un lado y así otro. Es decir, el libro muestra, de algún modo, esa frontera entre dos parámetros que nos permite vivir que son: lo que narramos y lo que es. Esos dos parámetros son muy parecidos en el sentido de que…, solo es el instante, el aquí y ahora y todo lo demás es lo que narramos. Aunque queramos creer que es la realidad. Entonces, lo narrado siempre es ficción. Y la propuesta del libro es somos ficción. Por eso digo que la autobiografía es la mentira que le hemos contado a más cantidad de gente y que más cantidad de gente se ha creído. Somos ficción. Llegar a ser (recalca lo de ser), es ya entender que solo es en el momento que se es (y destaca este último es).
E.P.: Abres el libro con dos citas: la primera de Borges, en la que menciona al espejo como multiplicador del hombre, y la segunda de Silvio Rodríguez sobre la felicidad de sus muertos; dos citas que entroncan con el espíritu de tus relatos.
F.C.: Sí, claro. Borges ahí habla sobre la perversión que supone multiplicarnos pero es que, además, es porque nos morimos. Es decir, existe todo. Existe la multiplicación, el miedo al otro, el enfrentamiento con el otro, el otro que tiene uno adentro… Somos perecederos, vamos a desaparecer y ahí viene entroncado con esa cita, tan ligera de Silvio, pero que es de una ligereza aparente porque es de una profundidad total. Somos lo que somos porque fueron los que fueron y somos lo que somos porque hemos desterrado a los que fueron y, en fin… todo este juego, esta lucha contra lo heredado, con lo impuesto… De cómo nos inventamos y nos reinventamos y cómo somos capaces de vivir. No lo había mencionado nadie, hasta esta entrevista, pero la cita de Borges es muy importante y abre una puerta fundamental para la lectura del libro.
E.P.: Divides el libro en tres partes, ¿es por una necesidad de marcar los tiempos vitales o por una razón literaria?
F.C.: Son varias las razones. Una, porque cada de ellas tiene que ver con el título de una manera diferente. ‘Lo juro…, por mis muertos’, es un juramento ateo; y tiene que ver cuando tú quieres contar alguna cosa extraordinaria dices: te lo juro por… Y añades lo que tú crees. Es el lugar donde se encuentra el lugar donde el otro tiene que creer a pesar de que parezca mentira. En esa parte tenemos al individuo frente a la sociedad. En la segunda parte, se encuentra el individuo frente a la familia, es In memoriam, y hace referencia a todo lo que necesitamos que ocurriera antes de nosotros para hacer posible ese nosotros (reafirma el nosotros) y no se refiere solo a los muertos de la familia sino a todos los muertos. En el libro queda claro, desde el principio, que hay un hilo de plata que nos une a todos con todo y con todos y porque lo que yo hago ahora acá, influye allá. Y luego la tercera parte es la que une al individuo con la pareja. Es como que se va reduciendo. Esto viene desde el primer cuento, del tipo que se juega la vida por los otros y…, queda claro que todo es con todo. Ahí queda claro que la relación es mágica y que lo intangible es lo que importa. Me gustaría que todo el libro hablara de lo intangible, y lo intangible es justamente lo que nos une.
E.P.: La utilización del código QR, ¿es por generar verismo al relato que constituyen los cuentos?
F.C.: Es un guiño. A mí me interesaba por todas esas cosas y quiere decir lo siguiente: construyo un espejo, tiendo un puente entre el lector y la ilusión de la realidad. Yo te obligo, a ti lector, a salir del libro mediante este QR. Sales del libro, te doy un trampolín y sales. Tú, que eres una persona que vives en este mundo, estás dispuesto a creerte lo que diga internet. Y tú crees que lo que te dice internet es más verdad que lo que yo digo en el libro. Entonces, ahí es donde se crea esa ilusión de espejos en donde tú regresas al libro ya lo lees de otra manera porque piensas que eso puede ser verdad.
E.P.: Pero, en el fondo, ninguna de las dos opciones confirma nada.
F.C.: ¡Claro! ¡Ese es el juego! Pero como tú tiendes a creer que lo que está fuera es real, el libro juega a esa doble mirada. Este juego es el mismo que haces tú entre el presente y el pasado. Cuando tú llegas y me cuentas tu vida me estás contando lo que tú quieres contar, me estás contando lo que tú quieres que yo crea. Yo me voy a creer de lo que tú cuentas lo que a mí me dé la gana, porque aparte tengo mi información, mis prejuicios, mis limitaciones… Es un juego. Realmente, ¿qué contamos cuando contamos lo que contamos? Es como intentar recuperar el mundo para meterlo en el libro y decir, ¿ves como te referís al mundo y todo es mentira?
E.P.: En tu libro hay viajes a Buenos Aires, lectura de diarios, encuentros con la infancia…, ¿no te parece que revisamos el pasado según el momento vital en el que nos encontramos?
F.C.: Sin duda. Estoy convencida de ello. Por eso lo que más tarde en construir para este libro fue la voz narrativa. Estuve, durante cinco, buscando desde dónde contar estas historias. Tenía clarísimo que necesitaba un lugar y una voz desde donde contar esta historia o estas historias. Toda esa impostura, en la voz narrativa, que cuenta revisa con la intención de ordenar, con la intención de relacionar. Es una voz relacionante. Lo que está claro es que el libro sostiene la idea de que depende a quién le cuentes, depende cuándo cuentes y depende de qué cuentes.., te lo vas a inventar más o te lo vas a inventar menos. Eso queda ahí todo el tiempo.
E.P.: Hay un cuento que se llama ‘Secreto’…, ¿cuánto hay de secreto y visible en ‘Por mis muertos’?
F.C.: Claro, eso está muy bien. El trabajo de la creación de la impostura, que ha sido el gran trabajo de este libro, tiene mucho que ver con toda mi producción. Porque ‘Secreto’ es el prólogo de un libro que escribí que se tituló ‘Volver antes que ir’. Me pasa que yo entiendo los textos que escribo mucho después de escribirlos. Nunca escribí un prólogo para unos de mis libros y tampoco había publicado un poema narrativo y es el único libro en verso que he publicado y…, me pregunté, ¿para qué mierda estoy escribiendo un prólogo si yo nunca hice esto ni es mi estilo? Y me di cuenta que era un cuento. Lo publiqué como prólogo, le saqué esa parte y me di cuenta que era un cuento. Me ha pasado otras veces. A veces un cuento, de un libro de cuentos, se me ha convertido en el capítulo de una novela y a veces el capítulo de una novela se me ha convertido en un cuento de un libro de cuentos. Finalmente me he dado cuenta que estoy escribiendo un gran libro. Estoy haciendo un gran libro que lo estoy cuadrando.
E.P.: Es casi como muy cortaziano, ¿sí?
F.C.: Totalmente, sí. En todo hay una conexión que existe y me importa como proyecto. Creo que al final tiene que ver con mi proyecto como creadora, como escritora.
E.P.: Flavia, muchísimas gracias por atendernos y te deseamos mucha suerte con este nuevo trabajo.
F.C.: Por favor, gracias vosotros y espero que sí, que los lectores entren en el juego que les propongo.
El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües/Fotos: J.E.