Hasta el próximo domingo 28, el Teatro Flumen mantendrá en escena ‘Lúcido’, un mordaz y agrio drama del prestigioso dramaturgo argentino Rafael Spregelburg, cuya dirección escénica corre a cargo de Amelia Ochandiano (toda una garantía del buen hacer teatral), y que cuenta con un cuarteto actoral de primerísimo nivel con los nombres de Isabel Ordaz, Alberto Amarilla, Itziar Miranda y Tomás del Estal.
‘Lúcido’ plantea una situación límite, un tema que va a las grietas más profundas de los sentimientos, una historia donde una joven que vuelve a casa de su madre, donde vive su hermano Lucas, viene a pedir lo que es suyo. A exigir una extraña deuda 15 años después. Una reclamación que abrirá las peores pesadillas y hará que surjan todos los secretos y mentiras del pasado.
Isabel Ordaz, reconocida actriz televisiva de la serie ‘La que se avecina’, pero una purasangre de teatro, charla con nuestro periódico sobre su amor por el teatro, sobre ‘Lucido’, la televisión, el IVA… Con voz pausada y franca, Ordaz desvela su lado más próximo y cercano.
Jimmy Entraigües: Aunque la televisión es un medio interesante para el actor, ¿es el teatro el espacio donde el actor encuentra sus fuerzas, sus debilidades, sus miedos o sus potenciales?
El teatro es la escuela de todos los miedos y es la escuela de todas las valentías
Isabel Ordaz: El teatro es la madre. Yo adoro el teatro; es un lugar donde el actor tiene todos los recursos para aprender y crecer. Es la escuela de todos los miedos y es la escuela de todas las valentías que puedas imaginar. Yo entiendo que en la tele, cuando no tienes más remedio, te tienes que ganar un poco las habichuelas y la aparición en la tele te permite llegar a mucho más público, mucha más audiencia y…, no solo eso, de alguna manera establece un canal de interés, en ocasiones demasiado bajo, por parte de la audiencia que dice, ¡uy, mira esta actriz que sale allí, vamos a verla allá en el teatro! Y luego cuando te ven hacer ‘Freda’ dicen ‘uy, creo que me he equivocado de sala!’ porque piensan que solo haces comedia. Yo he tenido algunas de esas con Beckett, concretamente con ‘Los días felices’. Algunos espectadores imaginaban otro registro en mi trabajo y no esperaban un teatro tan distinto a lo que hago en la televisión. A mí no me importa. El teatro es el gran oficio por excelencia, para mí es la liturgia donde nos comunicamos con todos nuestros planos, es… Bueno, qué te voy a decir a ti que vienes de una ciudad como Buenos Aires, que amáis el teatro y llenáis las salas de teatro. Eso no ocurre aquí, aquí no se ama tanto el teatro. Eso lo puedes ver en Londres, Buenos Aires, Nueva York pero, poco a poco, vamos ganando cierta calidad y cierto interés por establecer un teatro más sólido y un público más abierto a pisar las salas con mucha más frecuencia. Yo veo que el público empieza a rescatar esa dignidad por el teatro y los intérpretes. Yo al teatro siempre vuelvo, nunca me voy; a veces no me queda más remedio que hacer otros proyectos no vinculados al teatro, pero no por eso reniego o no asumo el riesgo de hacer un Beckett, que es muy impopular y que forma parte de un espectador más de élite o más culto o más puesto al teatro contemporáneo pero… ¡Hay que tomar riesgo, qué ostras!
Como actriz necesito un personaje con matices, rico en capas, lleno de dudas y contradicciones
J.E.: También forma parte de la esencia del actor asumir riesgos. Lo fácil es quedarse cómodo en un registro y suponer que con eso se ha hecho todo.
I.O.: ¡Por supuesto! La televisión es un trabajo de fórmula industrial, al estilo de la comida rápida, un producto contextualizado a la comedia, a la farsa y… ¡Claro! Yo amo la palabra. Como actriz necesito un personaje con matices, rico en capas, lleno de dudas y contradicciones.
J.E.: ¿Cómo llega el texto de Spregelburg a tus manos?
I.O.: Por Amelia (Ochandiano). Amelia y yo hemos colaborado en una maravillosa obra de Miguel Mihura, que se llamaba “El caso de la mujer asesinadita”, y fue muy interesante aunque Mihura es un autor poco representado…
J.E.: Es una pena porque Mihura da mucho juego, tiene diálogos divertidísimos y sus comedias de enredos tienen mucho de absurdo.
I.O.: Mihura tiene un cuajo y una crítica política en su tiempo disfrazada de locura muy interesante. Y de Spregelburg no lo conocía, sé que hay por ahí, pululando, un teatro generacional muy pero que muy interesante y cuando Amelia me ofreció el texto es… Vamos, que se me abrían las carnes. Adoro el texto y me encanta su trabajo como autor. Yo tengo un amigo que conoce bastante su trayectoria y me dijo que Spregelburg trabaja el teatro del caos. Él, en su texto, aporta un riesgo muy posmoderno y que se salta, a la torera, todo lo clásico en cuanto a presentación, el tiempo… y todo eso lo puede hacer porque conoce muy bien las reglas del teatro y del sector y del vector más clásico del teatro argentino, que son el dibujo de los personajes y las emociones. Y esas armas me parecen fundamentales para un teatro de nivel y de contenido intenso sin renunciar a la acidez y al humor amargo.
El IVA al 21% es una manera de atentar contra la cultura
J.E.: El golpe del IVA a la cultura está haciendo mucho daño y el cine y el teatro lo están viviendo de una forma durísima.
I.O.: Mira, yo creo que es una manera de atentar contra la cultura. No me gusta hablar de política pero un IVA al 21%, en la cultura, es lo peor que le puede ocurrir a este país. Me molesta cuando hablan de mercado del entretenimiento, cuando el ministro de turno dice que la cultura es entretenimiento, una evasión. ¡Entretenimiento es otra cosa, joder! La cultura es algo mucho más serio y más importante que el simple entretenimiento. Es imposible mantener las salas, es imposible acercar al público con un IVA tal alto. Es una vergüenza y tenemos una clase política ajena a la realidad cultural. Espero que se den cuenta y terminen bajando el IVA al 8%.
J.E.: Estaréis en Valencia durante cinco días y luego continuáis ¿en qué ciudades?
I.O.: Pues… Creo que hacemos Logroño, vamos a Pamplona, Ceuta y… Creo que cogemos para el otoño toda una red en Castilla-León y que terminamos, y deseamos que sea así, en Montevideo (Uruguay).
J.E.: Eso sería fantástico.
I.O.: Dentro de como están las cosas debemos cruzar los dedos.
J.E.: ¿Habías cruzado el charco?
I.O.: No, no. Y me encanta la idea.
J.E.: El público montevideano es maravilloso.
I.O.: Todo el mundo me dice lo mismo: Estamos deseando poder representar allí. Tengo y tenemos, en la compañía, mucha ilusión por estar allí.
J.E.: Mucho éxito, Isabel, con este trabajo. Gracias por atender a nuestro medio y deseamos verte más veces por Valencia pisando los escenarios.
I.O.: Gracias a vosotros y espero que el público valenciano vea toda la fuerza que ponemos en la obra y descubran un texto maravilloso.
VLC Ciudad / Jimmy Entraigües