El reconocido escritor y divulgador economista Leopoldo Abadía visitó Valencia para presentar su nuevo libro ‘La economía en 365 preguntas’ (Espasa 2013), una obra que con un lenguaje claro, sencillo y ameno responde a cuestiones tan básicas como ¿qué pasa con los bancos?, ¿dónde podemos invertir?, ¿por qué hay recortes?…
Autor de best-sellers como ‘La crisis ninja y otros misterios de la crisis actual’ o ‘El economista esperanzado’, Abadía charló con El Péndulo de VLCNoticias sobre su nuevo trabajo y sobre la influencia de la crisis económica sobre el ciudadano medio.
El Péndulo: Muchas personas ya lo conocían por sus anteriores libros y apariciones en radio y televisión pero…, con este nuevo título ha puesto usted la economía al alcance de todo el mundo, ¡hasta resulta fácil hablar de economía!
Leopoldo Badía: Fíjate (comenta con una sonrisa) que hasta me paran en la calle para hacerme preguntas y yo les resuelva la duda en ese momento y…, hasta me comentan cosas o me preguntan cosas saliendo de un avión y tengo que darles una respuesta en treinta segundos y eso me parece una capacidad de síntesis total. Pero…, está bien que la gente, en general, se interese por estos temas que tanto nos afectan. ¿Sabes lo que pasa? Cuando tengo un tema que no entiendo bien discurro mucho sobre ese tema escribiéndolo. A medida que voy escribiendo voy entendiendo el tema y entonces lo que he hecho es partir ese tema en preguntas y comenzar desde ese planteamiento. Escribo una cosa, la entiendo, voy partiendo en preguntas y… Ha quedado bien, se entiende y es correcto.
E.P.: Usted ejerce de crítico con su propio trabajo.
L.B.: Mucho. He llegado a un acuerdo, conmigo mismo, y es que yo de entrevistador me hablaría de usted y contestaría de tú para demostrar quién es el jefe en esto de escribir.
E.P.: En su libro hay 365 preguntas destinadas a un tipo de lector o público que entiende lo justito tanto de economía como de economía de mercado pero, ¿no conocer estas herramientas del sector financiero nos pone en situación de riesgo como ciudadanos?
L.B.: Sí. La contestación es sí pero…, vamos a lo de las herramientas. Tengo la sensación que para funcionar normalmente no hace falta saber muchas cosas. Es decir…, la desindexación, y mucha gente no sabe lo que es, pero el día que le dicen que su pensión no subirá o no subirá el IPC, lo entienden. Me parece que hay que explicar las cosas pero con un lenguaje y unas frases normalitas. Ahora hay una obsesión en España porque la gente sepa eso que se llama ‘la cultura financiera’, desde el colegio, desde las aulas, y me parece una barbaridad. Hace poco, una amiga mía profesora, que da clases a niños y niñas de 14 y 15 años, me llamaba y me dice “tengo un libro de economía, que estoy dándole a mis alumnos, que tiene una frase, que he copiado, que dice ‘las economías de aglomeración se compensan con las economías de desaceleración’, ¿tú lo entiendes?” y yo le dijo que no y ella me dijo que tampoco pero…, me dijo que todos los niños y las niñas lo habían copiado y lo habían puesto en un examen y que no podía suspenderles porque el libro lo ponía así y era lo correcto. Y, claro, aprueban un examen sin saber economía. Es preferible pensar en términos de una familia, cuando una familia ingresa cien y gasta setecientos, va mal; eso en el estado se llama déficit y cuando ese déficit sube alto hay que subir los impuestos y hay que bajar otras cosas, aplicar recortes. Entonces la gente lo entiende y dice ‘¡ah, era esto!’. ¿Hay derecho a recortar los gastos y los salarios de los médicos y los profesores? No. Lo que no hay es dinero. ¿Y por qué no hay dinero? Pues, el estado dice que ‘me lo he gastado haciendo un auditorio para mil personas en un pueblo’ o ‘me lo he gastado haciendo pabellones deportivos más grande que el pueblo’. Todo es fácil de explicar y eso es darle a la gente las herramientas. Hay que darle a la gente herramientas para discurrir y no para aprenderse de memoria una serie de frases que no sirven para nada.
E.P.: ¿Y no cree usted que en el momento del boom económico hubo una profunda caída de la ética y la moral tanto de los políticos como de los banqueros y de los empresarios?
L.B.: Estoy totalmente de acuerdo. Sí una cosa quiero decir es que lo menos importante de esta crisis es lo estado económico. Esto es consecuencia de una verdadera falta de ética y moralidad durante muchos años. Mucha gente me decía ‘es que su ética con coincide con mi ética’, pues quite la palabra ética y use decencia. Aquí que ha pasado…, desde la hipotecas subprime, los bonos basura, las cláusulas suelo… Todo ha sido una verdadera locura. Yo, en alguno de mis libros ya escribe que, el resumen de todo esto era ‘la estafa’. Me preguntaron en un programa de televisión si había que volver a los viejos valores y dije que los valores no son nuevos ni viejos, son valores. Dicen ‘habrá que volver al viejo valor de no meter la mano en el bolsillo ajeno’ y digo que yo no sabía que nos habíamos ido de ese principio pero habrá que volver corriendo por que es muy necesario. Habrá que volver a ser sincero y honrado, lo que pasa es que hubo y hay mucho sinvergüenza todavía y el sinvergüenza hace dos males: uno es directo porque es como robarle el bolso a la señora y le hago daño y otro indirecto porque mucha gente puede creer que para triunfar en la vida hay que robarle el bolso a la señora.
E.P.: Max Weber planteó, en uno de su libros más famosos, que los países católicos son más propensos a la desigualdad económica y la corrupción que los países con ética protestante, ¿cree que existe dos modelos de cultura económica y la idea de Weber pueda ser aún vigente?
L.B.: Sinceramente yo contestaría que no. Entiendo lo que tú quieres decir pero creo que no. Cuando hablamos de la decencia, ¿qué estamos diciendo? Decimos que hay que trabajar bien, que hay que ser honrados y que hay que ser buenas personas. Ser buena persona significa actuar honradamente sea en una sociedad calvinista o católica. Tengo la sensación que el fabricante del hombre nos ha puesto un manual de instrucciones dentro y que no es de prohibiciones porque dice que si no metes la mano en la caja ajena serás una buena persona, si ayudas a los demás serás mejor persona, que si eres sincero serás buena persona…, lo que pasa es que nos lo hemos saltado y no le hemos hecho caso. Yo creo que un católico puede trabajar tan bien o tan mal como un calvinista. Puede pasar que aquí haya más ‘pillos’ o más ‘listillos’ que en otros países pero, creo que no es una cuestión de cultura religiosa o de morales y éticas diferentes. Hoy en día cuesta creer en una economía global y de mercado abierto basada en una referencia protestante o católica.
E.P.: Hace dos o tres años, en unas declaraciones en televisión, dijo que le preocupaba poco el paro juvenil pero…, en un país con una tasa de casi el 40% de jóvenes sin trabajo el tema es muy preocupante como para no prestarle atención.
L.B.: Bueno, en realidad lo que dije fue que me importaba tres pitos que fue mucho peor. Lo dije en el programa ‘Espejo público’ y tuvo una repercusión enorme. Te voy a dar la explicación: a mí el paro que me preocupa es el de la gente con 50 años. Es el parado que me preocupa de verdad. ¿Por qué? Porque un chaval tiene más agilidad para moverse en el mercado de trabajo que el señor casado, con hijos, y que tiene deudas importantes y problemas para sacar a su familia adelante. El mundo ha cambiado, se nos llena la boca al hablar de globalización y globalización quiere decir que tienes que manejar el inglés como el castellano y que el mundo está abierto a muchísimas posibilidades. Los barrios o los pueblos ya no son Rocafort o Picassent, ahora se llaman Whasington, Pekin, Ontario… A mí, cuando viene un chaval y me dice que no encuentra trabajo y que está en el paro yo le digo ‘¿has mirado en Tennessee, en Dakota del Norte, en Arkansas…?’. Creo que nuestros chavales necesitan hacerse mayores de una vez. El problema del paro juvenil es el de esos chavales que, en la década del año 2.000, dejaron los estudios por ir a la construcción. Claro, ganaron dinero pero al caer la construcción fueron al paro y no continuaron sus estudios y…, esos chavales que ya son adultos se encuentran ahora en el paro y sin ninguna preparación.
E.P.: ¿La salida de la crisis en España está en los aeropuertos rumbo a otros países?
L.B.: No, la salida no está en el aeropuerto; está en una mejor administración de los recursos financieros del Estado pero si existen posibilidades en países emergentes como Perú, Bolivia, Perú o, ahora mismo, Brasil con todo su potencial hay que aprovecharlo. Hay que decirles a los chavales que se exijan a sí mismo y que dejen de exigir a los demás.
E.P.: No le parece que la palabra Paro es peor que la palabra desempleado. Da la sensación que la persona está inactiva y no es verdad.
L.B.: Sí, tienes toda la razón. Mira, yo tengo un chiste que dice que hay chavales que nacieron preparados, es decir pre-parados. Tengo amigos que tienen hijos que no trabajaron nunca y están muy preparados en estudios y son pre-parados como trabajadores desde hace años. Con esto quiero decir que hay que moverse y no estar parado, no estar inmóvil.
E.P.: Muchas gracias por atendernos y le deseamos mucho éxito con su libro.
L.B.: Gracias a vosotros por atender mi trabajo y por prestarle atención a termas como la economía que parecen tan ásperos.
El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües