Una silla, un micrófono, una luz adecuada, tenue pero limpia, y Jayme Marques y su guitarra… Sobran aditamentos. La música sale del corazón. “La Bossa Nova del alma”, comentaba poco antes de empezar su actuación. El resto son los casi cincuenta años encima de los escenarios de medio mundo jugando con acordes imposibles, notas con sabor a Brasil y la sangre carioca que fluye del alma al corazón, del corazón a su guitarra española para convertirlo en música pura y dulce.
Jayme Marques (12 de junio de 1936) fue el introductor de la Bossa Nova en España. El destino y una gira por la península ibérica con su grupo Orfeo Negro en 1960 lo trajeron a la piel de toro. Enamorado de España, se afincó en Madrid para seguir evolucionando en su música y de paso introducir el nuevo estilo brasileño en Europa.
El sábado, el maestro Jayme Marques se divirtió sobre el coqueto escenario del Black Note el pasado sábado. Con un repertorio exquisito de bossa nova y jazz el músico brasilero regaló a su entregado auditorio las joyas más preciadas de la “voz nueva” brasileña. Así, de su guitarra española emanaron los acordes de ‘Desafinado’, ‘Aguas de Março’, o ‘La chica de Ipanema’ del carioca Antonio Carlos Jobim entre otras. La figura de Vinicius de Moraes sobrevoló la sala valenciana con las notas de ‘Tarde Itapúa’ y por supuesto, homenajeó con una interpretación magistral a Chico Buarque y su excelso ‘O que será’.
El maestro Marques sacó su sensibilidad a relucir y emocionó al público que tuvo la suerte de disfrutarlo con temas como ‘A las 3 de la mañana’ y puso su sabiduría en cada acorde. Fue una actuación memorable que tuvo hasta tres vises. Un concierto que emocionó al selecto y entendido público del Black Note y que contagió al respetable, que durante la interpretación de muchos temas coreó gran parte el repertorio del músico.
Música de un “contante”
La devoción que profesa Marques a Valencia es tangible. Aquí se siente “como en casa”, subrayaba el músico. Son treinta años viniendo a la capital del Turia a mostrar su arte en cada concierto. Cada tema esconde una pequeña historia… En cada canción hay una anécdota vivida en primera persona por él o junto a Toquinho, Veloso, o músicos tan dispares y diferentes como Tom Jones, Paco de Lucía o Jacques Brel. Un lujo oír la introducción de cada tema. Historia de la música viva…
Marques cuenta historias. Toca, interpreta, pero sobre todo narra. Es un contante de poesía, de anécdotas y de música que respira por todos sus poros. Sus descripciones las subraya con una técnica exquisita en su guitarra. Los ritmos los marcan sus dedos pero nacen de su corazón, y las melodías emanan de sus manos con una naturalidad que dejaron boquiabiertos al público valenciano.
La genialidad de hacer de lo cotidiano arte es tan sencillo como ver uno de sus conciertos. La anécdota se transforma en música. Es un elegido pese a su humildad y su sencillez. Lo que ocurrió la noche del 22 de Junio sobre el escenario del Black Note, fue irrepetible. Parece una obviedad, pero no lo es… Cada canción fue un homenaje a los grandes de la bossa nova. Pero es que cada tema, pese a ser grandes autores, lo transformaba en suyo y por ello cada nota que brotó de sus menudas manos iban dirigidas al corazón. Marques atrapa. Menudo, sencillo, minimalista… Pero es un músico muy grande y te agarra con su sensibilidad porque llega directo al corazón.
“La vida es para disfrutarla”, explicaba entre uno de sus temas. Y él, en cada canción interpretada, hablaba de la vida… Fue la mejor manera de darle la bienvenida al verano. Fue una fiesta para celebrar el solsticio de la Bossa Nova, con el estilo, con la elegancia musical y las notas más cálidas sobre un escenario. Fue Jayme Marques… Poco más que decir. ¡O brigado maestro!
VLCCiudad/Francisco Estellés