El cuento de Lewis Carroll está lleno de alusiones a la educación y las costumbres de su época. Mezcla fantasía y realidad, y ha influido a músicos, cineastas y científicos.
Angustia. El descenso de Alicia por la madriguera que parece no tener fin recuerda la pesadilla tan recurrente en muchas personas de caer y caer, hasta que la sensación de angustia creciente les hace despertar. Carrollusa esa imagen para describir el ingreso a lo inconsciente.
Prisa. El Conejo Blanco mira su reloj apresurado y siempre diciendo “¡Dios mío, voy a llegar tarde!”. Refleja la conducta paranoica, la ansiedad y la exigencia a veces exagerada que los mayores imponen a los niños.
No más rutina. Los adultos viven atados a la costumbre, como el Sombrerero y su eterno té de las seis. Carroll critica los comportamientos asumidos que nunca son cuestionados. Alicia, a lo largo del libro, se acostumbra a la libertad y a la aventura, y, al despertar del sueño, encuentra “aburrido y estúpido que la vida siguiera su curso normal”.
Crisis de identidad. La incertidumbre propia de la adolescencia aparece cuando Alicia se encuentra a la Oruga Azul sentada fumando con un narguile. Esta pregunta con prepotencia a la niña por su identidad, a lo que ella responde llena de dudas, pues al haber cambiado varias veces de estatura ya no sabe bien quién es. La Oruga Azul es la lógica racional, las dudas y la paciencia como madre de la ciencia.
Vitalidad. El destaca por su sonrisa. Representa el sentido vital: “Siempre llegarás a alguna parte si caminas lo bastante”.
Intolerancia. La Reina de Corazones gobierna despóticamente el País de las Maravillas. Narcisista, rígida y controladora, resuelve los problemas, pequeños y grandes, mandando decapitar a todo el que ose ofenderla.