¿Qué conmemoramos exactamente este 25 de noviembre de 2015?
Se cumplen justo 100 años del día en que Albert Einstein explicó en una conferencia ante la Academia Prusiana de Ciencias, en Berlín, las ecuaciones definitivas de su teoría general de la relatividad. Tras casi una década de tortuosos intentos de compatibilizar la fuerza gravitatoria con su teoría especial de la relatividad (1905), y con el matemático David Hilbert pisándole los talones, por fin dio forma precisa y definitiva a la que se considera una de las cimas intelectuales de la humanidad. Su presentación se publicó aquel mismo día, 25 de noviembre de 1915, en las actas (Proceedings o Sitzungsberichte) de la academia.
¿Einstein presentó ese mismo día la ecuación que hoy se conoce?
En realidad es un sistema de diez ecuaciones, pero se pueden escribir de manera unificada, utilizando una sola vez el signo “=”, y resumirlas en una sola: Rμν -1/2 gμν R = 8πG Tμν. En la forma original en la que la escribió Einstein en su artículo, la notación (por ejemplo usaba índices latinos en lugar de griegos) y la distribución de los términos era ligeramente distinta, pero aún así, es totalmente equivalente a esta.
¿Y qué significa Rμν -1/2 gμν R = 8πG Tμν en un lenguaje que todos podamos comprender?
En lenguaje común, la nueva ecuación de Einstein relaciona dos aspectos: curvatura del espacio-tiempo ↔ Masa (energía). Por ponerlo en contexto, anteriormente la teoría de la gravedad de Newton, el mayor éxito de la revolución científica del siglo XVII, aportaba dos leyes que podemos visualizar así:
Masa → Gravedad; y
Fuerza de gravedad → Movimiento de cuerpos masivos,
donde “→” podemos leerlo como “crea”.
Es decir, una masa –por ejemplo, la Tierra– crea un campo gravitatorio, que a su vez ejerce una fuerza que controla el movimiento de otras masas, como una manzana o la Luna. Con la aportación de Einstein, la teoría de Newton se veía ahora desbancada por otra que la incluía como una aproximación solo válida para masas y velocidades relativamente pequeñas. Pero la teoría de Einstein era mucho más que un refinamiento de la de Newton: cambiaba completamente el concepto de qué es y cómo actúa la gravedad.
¿Qué diferencias hay entre la visión clásica del mundo de Newton y la relativista de Einstein?
“La eliminación de la gravedad como una fuerza ‘real’ es el elemento más revolucionario de la relatividad general”
Hay dos esenciales. Por una parte, en la formulación de Einstein desaparece la noción de gravedad, que ha sido sustituida por algo más misterioso y sugerente: la curvatura del espacio-tiempo. Y, por otra, unifica en una sola ecuación las dos leyes básicas de la teoría newtoniana. Es decir, ambas “→” quedan aunadas en una sola “↔”. Sin duda alguna, la eliminación de la gravedad como una fuerza ‘real’ y su interpretación como un ‘efecto aparente’ de la curvatura del espacio-tiempo es el elemento más revolucionario de la teoría. De esta manera, Einstein explicaba con una simplicidad pasmosa la observación de Galileo de que, en ausencia de fricción, todos los cuerpos caen al mismo ritmo: los objetos se mueven en un mismo espacio-tiempo que, al estar curvado, produce la impresión de movimiento bajo una fuerza que actúe sobre ellos.
¿Podemos visualizar el concepto de la curvatura del espacio-tiempo?
Es habitual representar sus efectos como el movimiento de canicas en una cama elástica deformada por el peso de una masa mayor. Aunque ilustrativa, esta analogía no consigue transmitir el hecho esencial de que la curvatura del espacio-tiempo apenas afecta las direcciones espaciales de la cama elástica, sino que se produce mayoritariamente en la dirección del tiempo. La teoría es demasiado rica y sutil como para dejarse capturar completamente por analogías e imágenes simplificadas.
Entonces, ¿no hay forma de representar con una imagen sencilla la teoría de la relatividad?
Habría que utilizar distintas imágenes para ilustrar diferentes aspectos de la teoría, pero no hay una que lo capture todo correctamente. Lo de la cama elástica está bien, pero tiene limitaciones serias. Por ejemplo, no sirve para ilustrar ni medianamente bien lo que es un agujero negro, y da lugar a confusiones: ¿Cómo es que decimos que la curvatura es tan pequeña que no la notamos habitualmente y, sin embargo, es suficientemente grande como para que un proyectil, o la Luna, sigan una trayectoria curva en lugar de recta? Habría que explayarse mucho para explicar que nos movemos mucho más en el tiempo que en el espacio, y lo que eso conlleva.
“La teoría es demasiado rica y sutil como para dejarse capturar completamente por imágenes simplificadas”
¿Qué relaciona la relatividad general con los agujeros negros?
Todo comienza en aquel mismo año 1915. En una carta fechada el 22 de diciembre, ¡nada menos que desde el frente de guerra ruso!, el astrónomo alemán Karl Schwarzschild comunicaba a un –imaginamos– atónito Einstein que había encontrado una solución extremadamente simple a sus ecuaciones. En concreto, para el caso de la curvatura (o gravedad) que crean los cuerpos masivos como el Sol, la Tierra, las estrellas y de unos objetos que ninguno de los dos vivirían para reconocer: los agujeros negros. Son pozos insondables y absolutos, más fantásticos que la más delirante creación de la imaginación humana.
¿Einstein creyó en los agujeros negros?
La predicción de la existencia de los agujeros negros que implicaba la teoría fue tan radical –aún más que la expansión del universo– que ni siquiera Einstein fue capaz de entenderla. Fue uno de sus principales errores. Solo se aceptó después, tras un largo y arduo proceso completado en los años 60, dando así un magnífico ejemplo de que las mejores teorías de la física son a menudo ‘más listas’ que sus propios creadores. Hoy en día sabemos que los agujeros negros son reales. Recientemente en la película Interstellar hemos podido ver una de las mejores representaciones de lo que las ecuaciones de Einstein pueden llegar a contener.
¿Por qué los agujeros negros también ‘enfrentan’ a la relatividad y la física cuántica?
“La próxima vez que su navegador GPS le diga que ha llegado a su destino, agradezca a Einstein sus años de intenso trabajo”
Imagina que se te cae tu móvil o tableta a un agujero negro. ¿Hay alguna posibilidad, por muy remota que sea, de que recuperemos la información que había en ellos? La teoría de Einstein nos dice que no: cuando algo ha cruzado el horizonte del agujero negro, ya no es posible recibir ninguna señal suya. Sin embargo, la mecánica cuántica nos dice que la información nunca se puede perder: se puede embrollar muchísimo (como sucede si quemamos la tableta), pero en principio siempre ha de ser posible extraerla de nuevo. Esta contradicción entre ambas teorías se conoce como la paradoja de la pérdida de información en los agujeros negros. Esperamos que los esfuerzos en intentar resolver esta cuestión nos ayuden a entender cómo unificar ambas teorías.
¿Tiene alguna aplicación práctica la relatividad general?
Si todavía alguien no está suficientemente impresionado por la nueva visión del mundo que la teoría de Einstein proporciona, y pide una utilidad práctica, basta con que se deje guiar por un navegador GPS. Si este no tuviese en cuenta el efecto, pequeñísimo pero medible, que la curvatura del espacio-tiempo tiene sobre la señal que el aparato recibe de los satélites, nuestros coches acabarían en pocos minutos en la carretera equivocada. Así que la próxima vez que su navegador le diga “ha llegado a su destino” y no se encuentre en el fondo de un barranco o empotrado contra un muro, piense por un instante que eso de la curvatura del espacio-tiempo debe de tener algo de cierto. Agradezca a Einstein los años de intenso trabajo que dedicó a entenderlo, y celebre su culminación en una teoría tan magnífica.
Comentarios
Joaquin Felix Rodriguez Bassecourt
21. noviembre 2015 09:55:03La teoría de la Relatividad Restringida y su desarrollo como teoría general, constituyen junto con la mecánica cuántica restringida (modelo actual), una forma de resolver problemas generados por el desarrollo de la de la ciencia, preservando la continuidad física del espacio y el tiempo, o sea aplicando un modelo geométrico continuo, que sin embargo ignora deliberadamente la cualidad existencial del tiempo y de la existencia en general, o sea su discontinuidad ontológica dentro de una continuidad fenomenológica.
Todos los fenómenos físicos explicados por la Teoría de la Relatividad restringida y general, así como los que corresponden a la mecánica cuántica restringida, pueden ser interpretados por una mecánica cuántica general fundamentada sobre la discontinuidad ontológica del tiempo y el espacio, discontinuidad ontológica que existe dentro de una continuidad fenomenológica que forma parte de la existencia en tanto que ley física de conservación.
El espín asociado a las partículas subatómicas estaría determinado por las rotaciones de un espacio cuántico angular, el cual definiría la integración existencial de las mismas en el periodo cuántico existencial, que configura el universo en sus niveles cuánticos existenciales de masas microscópicas y macroscópicas. Siendo estas rotaciones del espacio cuántico angular integradas en un espacio cuántico existencial, las que determinarían los fenómenos asociados a la curvatura del espacio tiempo.
Los agujeros negros serian los centros de gravedad de los niveles cuánticos de masa, en función de la estructuración cuántico angular de masa y espacio antes del desarrollo de la entropía existencial que correspondería a cada volumen universal del conjunto súper cósmico.
Lo que implicaría que aunque cada uno de los volúmenes universales en un instante cuántico existencial cualquiera, pudiera expresar cualquiera de las secuencias cuántico existenciales que corresponde al conjunto cósmico cuyo determinismo existencial debe desarrollar y conservar, existe un periodo cuántico existencial por el que pasa cada volumen universal donde cualquiera que sea el desarrollo de la potencia existencial a conservar y desarrollar (cada conjunto cósmico es único, aunque existan relaciones de equivalencia existencial entre los elementos de conjuntos cósmicos distintos), este comparte un origen y orden interno común a la totalidad del conjunto súper cósmico.
Estos centros de gravedad de los niveles cuánticos de masa que se modifican en función de la entropía existencial que deben desarrollar y conservar, no solo constituyen los agujeros negros, sino que son el origen del orden existente en el universo, con independencia de la entropía existencial que cada uno de los volúmenes universales deba desarrollar.
Así pues la modificación del espacio y el tiempo así como la propia existencia vendría determinada por el desarrollo y conservación de la potencia existencial, la cual tendría su origen el azar que se reproduciría cada 10^(-51) segundos a una velocidad infinita y en tiempo infinitesimal, originando un conjunto súper cósmico constituido por todos los instantes diferenciados como potencia existencial viable en un conjunto cósmico secuencial y sincrónico, cuyas variantes constituirían el conjunto súper cósmico. Este conjunto súper cósmico conservaría la potencia existencial del mismo en función de su continuidad fenomenológica espacial y temporal, ya que el periodo cuántico existencial y el periodo cósmico existencial harían posible la conservación y desarrollo de la potencia existencial contenida en el conjunto súper cósmico, el cual renovaría y reproduciría sincrónicamente dicha potencia en cada periodo cuántico existencial.